Las mujeres están subrepresentadas en el área de la ciberseguridad, ya que solo suponen el 25% de los profesionales del sector, según Cybersecurity Ventures. A pesar de estos datos, las previsiones apuntan a un incremento gradual en los próximos años, que alcanzará el 30% en 2025 y el 35% en 2031.

Si echamos la vista a atrás, la presencia femenina en ciberseguridad ha pasado del 10% de 2013 al 25% del último año, lo que representa un crecimiento del 150% en la última década.

El propio sector indica que la diversidad es un factor imprescindible para el crecimiento de las compañías y de la industria por varios motivos. Involucrar activamente a las mujeres en el desarrollo de productos tecnológicos para satisfacer las necesidades de todos los consumidores es uno de ellos.

Además, las mujeres referentes pueden servir de inspiración para las futuras generaciones, y hacer que este tipo de profesiones se conviertan en un objetivo alcanzable para las más pequeñas. Igualmente, su incorporación progresiva permitirá reducir la profunda brecha de género en las carreras STEM.

La diversidad también supone una fuente de creatividad e innovación en un campo tan dinámico como la ciberseguridad, y puede proporcionar nuevas perspectivas y enfoques para la resolución de problemas relativos a la ciberdelincuencia.

Tanto es así, que un estudio reciente de la tecnológica Cloverpop indica que los equipos con diversidad de género toman mejores decisiones comerciales el 73% de las veces. Entre otras cosas, ellas tienden a tener mejores habilidades comunicativas, un aspecto crucial para exponer las amenazas a las que se enfrenta una empresa y también para abordarlas.