Infraestructuras económicas (transporte, telecomunicaciones y energía)
Irán es un país de grandes dimensiones, con áreas urbanas muy distantes entre sí. Las reservas de hidrocarburos y los grandes centros de producción petroquímica se encuentran en zonas poco pobladas. Esta estructura geográfica confiere al transporte aéreo interno un volumen que siempre ha superado al transporte aéreo internacional.
La República Islámica de Irán es el 22º país del mundo en número de aeropuertos. Cuenta con un total de 319, aunque tan solo 140 disponen de pistas pavimentadas. De ellos, tan solo 10 operan con vuelos internacionales. Asimismo, dispone de 26 helipuertos.[1]
Pese a que la capacidad de los aeropuertos en el país es de 73 millones de personas al año, en 2018 el número de pasajeros en Irán fue de 25,6 millones, algo inferior al del año anterior (26,8 millones).[2]
En 1949, Irán fue reconocido como estado miembro de la International Civil Aviation Organization (ICAO), acogiéndose por tanto a la Convención de Chicago, que regula la legislación internacional sobre el sector. El sector aeronáutico está situado bajo la responsabilidad de la Islamic Republic of Iran Civil Aviation Organization (CAO), organización que se halla bajo la tutela del Ministerio de Transportes. Existe, además, una fuerte competencia interna entre las principales aerolíneas por la concesión de derechos de vuelo y recursos presupuestarios. En el año iraní 2013/14 la participación de las compañías privadas fue del 61% para los vuelos nacionales y del 65% para los vuelos internacionales. Debe señalarse que el sector aeronáutico iraní está muy condicionado por el embargo al que Irán se ha visto sometido.
Las principales líneas públicas son Iran Air (línea aérea nacional desde 1962), Iran Aseman Airlines, Kish Air, Mahan Airlines, Caspian Airlines y Qeshm Airlines. Ha de señalarse que los precios de los vuelos domésticos están fuertemente subsidiados. Esta situación deja a las líneas aéreas iraníes en una situación de absoluta dependencia presupuestaria del Gobierno.
La flota aeronáutica iraní está bastante anticuada, con una media de 19 años, compuesta fundamentalmente por algunos modelos de Boeing previos a la Revolución (737, 747, 747-SP y 727), modelos antiguos de Airbus (A300 y A310), Focker holandeses (F-100) y Tupolev rusos (TU-154). Durante años, su mantenimiento ha sufrido serios problemas por la falta de piezas de repuesto adecuadas; carencia propiciada por el embargo americano, lo que provoca que actualmente se esté produciendo un volumen de compras amplio para solventarlo.
Tras la rebaja de las sanciones tras el acuerdo nuclear en enero de 2016, se inició un proceso de compra de nuevos aviones que reforzaran la flota de Iran Air. A finales de 2016, OFAC (el Tesoro americano) autorizó licencias de exportación de Airbus y BOEING y en enero de 2017 se entregó el primer Airbus a Iran Air de un total de 100 unidades previstas.
Pero la política de Donald Trump respecto a Irán ha hecho que se cancelen las licencias de venta de aviones y sus piezas a la industria aérea iraní. Iran Air, ante la imposibilidad de hacerse con nuevos aviones de compañías de referencia, ha optado por comprar aviones de ATR.
Dada su situación geográfica y sus excepcionales recursos en hidrocarburos, el transporte marítimo es una actividad estratégica para la nación. Se trata de un país que comercia abundantemente con commodities, además de con productos energéticos. Pero se encuentra relativamente alejado de sus principales clientes y proveedores.
La gestión portuaria es responsabilidad del Ministerio de Carreteras y Transportes de Irán, ejercida a través de la Port & Maritime Organization (PMO). Además, las terminales de petróleo, situadas todas ellas en el Golfo Pérsico – la más importante es la que se sitúa en la isla de Kharg – están gestionadas por la National Iranian Oil Terminals Company (OTC).
Los puertos marítimos más importantes del país son el de Bandar-e Asaluyeh y el de Bandar Abbas. El puerto más importante, ubicado en aguas interiores, sería el de Bandar Emam Khomeyni. Y, atendiendo a la capacidad de contenedores, destaca Bandar Abbas, con 2.607.000 TEUs.[3]
Su flota mercante es la 60ª más numerosa, contando con 76 embarcaciones de diferentes tipos: 51 buques de carga, 8 graneleros, 3 cargueros con tanques para productos químicos, 4 para contenedores, 1 carguero de gas licuado, 3 barcos de pasajeros/carga, 2 petroleros, 2 destinados a carga refrigerada y 2 roll on/roll off. Además, dos buques estarían en propiedad de E.A.U. y 71 más quedarían registrados en el extranjero (5 en Barbados, 10 en Chipre, 3 en Hong Kong, 48 en Malta y 5 en Panamá). Este ha sido uno de los sectores más afectados por las sanciones impuestas a Irán en estos años.[4]
El tráfico de contenedores en el año 2018, según el Banco Mundial, descendió de los 3.091.000 TEUs en el año 2017 a 2.378.600, suponiendo un descenso del 26% (aunque la capacidad portuaria es de 5 millones).
- Tráfico marítimo con España
El grueso de la flota iraní se concentra en dos compañías navieras, de propiedad mayoritariamente pública: Iranian Republic Islamic Shipping Line (IRISL) y la National Iranian Tanker Company (NITC). Cabe destacar también la Bonyad Shipping Company (BOSCO) y la Pars Petrochemical Shipping Company (PPSC).
El tráfico con España adolece de escasez de frecuencia. El único puerto español que IRSL cubre regularmente, con una frecuencia en principio mensual, es Bilbao. Todo servicio adicional es irregular. También existen rutas desde Barcelona y Valencia, que con el fin de las sanciones en 2016 incrementaron los flujos.
Aun así, la reimposición de sanciones de EE.UU., que tienen, entre otros objetivos concretos, el del transporte marítimo, hizo que la actividad descendiera a partir del 4 de noviembre de 2018. De momento solo se está contando con la presencia de MESSINA y Emirates Shipping, además de la naviera iraní IRISL (sancionada nuevamente por los EE.UU.).
En cuanto a carreteras, se trata de la 23ª nación en número de kilómetros, con un total de 223.485 Km. De ellos, 195.485 son carreteras asfaltadas, mientras que 28.000 son carreteras no asfaltadas. Las autovías/autopistas representan 1.948 Km.[5]
Según los datos del banco central iraní, más de 250 millones de pasajeros utilizaron las carreteras en 2017-2018 (con una caída del 7,7 por ciento con respecto al año anterior). Asimismo, se transportaron 428 millones de toneladas de mercancías (con un incremento del 10,3% sobre 2016/2017).
La media de edad de los vehículos del transporte público es de 9.4 años para los de pasajeros y de 16,8 para los de mercancías. La renovación de vehículos es mínima como demuestran los contantes crecimientos de la edad media del parqué móvil.
Irán cuenta con uno de los índices de accidentalidad más elevados del mundo, 20 veces superior a la media. Cada año pierden la vida en torno a 28.000 personas; y 300.000 quedan heridas o discapacitadas. Más allá de la tragedia humana que esto supone, las pérdidas económicas anuales se cifran en más de 6.000 millones de USD al año (5% del PIB) y es por ello que el Gobierno ha empezado a tomar medidas que pretenden paliar esta situación.[6]
Irán dispone de la mayor red ferroviaria de Oriente Medio. Las vías de ferrocarril ascienden a un total de 10.407 km, situando al Estado en la posición número 25 en el ranking mundial. Del total, 8.484 km corresponderían a un ancho de vía estándar (1,435 m.), mientras que el resto son de vía ancha (1,676 m.). Alrededor de 189,5 Km. estarían electrificados.[7]
En la actualidad la red se expande unos 500 Km. al año, y el objetivo a medio plazo es acelerar su crecimiento hasta los 1.000 Km. anuales. La red iraní tiene una estructura radial, que converge en la capital, Teherán, y conecta la mayor parte del país.
La empresa estatal de ferrocarriles es la Railway of Islamic Republic of Iran (RAI). Ésta depende del Ministerio, aunque dispone de una cierta autonomía presupuestaria. Disfruta de un cuasi-monopolio en el transporte de pasajeros y mercancías dentro del territorio nacional.
El número de pasajeros que han hecho uso de las líneas de ferrocarril iraníes en 2017/2018, según el banco central iraní, ha sido de 24,5 millones, un 6,3% más que en 2016/2017 y el volumen de mercancías transportadas por este medio, ha pasado a 46,8 millones, un 16,1% más que el año anterior.
La construcción y la gestión de las líneas de Metro recaen bajo la responsabilidad de las municipalidades de las respectivas ciudades.
Existen, actualmente, cinco organismos encargados de la construcción, ampliación, desarrollo, mantenimiento o gestión del Metro en las principales ciudades del país: Mahshad, Isfahán, Tabriz, Shiraz y la capital, Teherán.
El principal metro de Irán y el de mayor extensión, además del más antiguo, es el de Teherán. La compañía iraní Tehran Urban & Suburban Railway Company (TUSRC o Tehran Metro) se encarga de gestionarlo. TUSRC ha optado por tecnología y material rodante de bajo coste, lo que le ha llevado a adquirir producto predominantemente chino. La línea consta actualmente de 40 kilómetros bajo tierra y 50 al aire libre. El volumen de pasajeros que transporta diariamente es de casi un millón, lo que representa en torno a un 20% de los desplazamientos diarios en la ciudad. El precio de los billetes es de 15.000 IRR.
Irán dispone de la más amplia red de tuberías y gaseoductos en toda la región (50,000 kilómetros aproximadamente, según fuentes locales).
- Telefonía
Irán es el 8º país del mundo en líneas de telefonía fija, con un total de casi 31 millones; y el 18º en número de teléfonos móviles, con casi 89 millones de suscripciones.
El Ministerio de Información y Tecnología de las Comunicaciones, junto con la compañía estatal TCI, son los responsables del 90% de las políticas, licencias e inversiones en este sector.
El país está actualmente modernizándose en este terreno y pretende, no solo mejorar la eficiencia y aumentar el volumen de servicio urbano, sino también llevar servicios de telefonía a varios miles de pequeños municipios que no se encuentran conectados en la actualidad. No obstante, el desarrollo ha sido importante, habiéndose duplicado el número de líneas fijas desde el año 2000 – a lo que ha contribuido la compañía estatal de telecomunicaciones mediante la adición de modernos cables de fibra y de conmutación, así como sistemas de intercambio – y superando hoy en día el número de líneas (fijas y móviles) a la población total del país.
En cuanto al sistema de telefonía internacional, Irán cuenta con un cable submarino de fibra óptica a Emiratos Árabes Unidos; cuenta también con el acceso a la fibra óptica FLAG y con la línea de fibra óptica Trans-Asia-Europa (TAE), que se extiende desde Azerbaiyán a través de la parte norte de Irán a Turkmenistán y Georgia.
- Radio y televisión
La radio HF y microondas retransmite a Turquía, Azerbaiyán, Pakistán, Afganistán, Turkmenistán, Siria, Kuwait, Tayikistán y Uzbekistán. Irán cuenta además con 13 estaciones terrenas de satélite: 9 Intelsat y 4 Inmarsat.
La radio y la televisión en Irán están compuestas por medios de radiodifusión estatales, no existiendo radiodifusores privados independientes. De esta manera, la IRIB, la emisora de radiotelevisión estatal, opera en 5 canales de televisión a nivel nacional, un canal de noticias, unos 30 canales provinciales, y varios canales internacionales. IRIB opera, además, 8 redes nacionales de radio.
- Internet
Irán cuenta en 2019 con 62.702.731 de usuarios de Internet, lo que le sitúa como el país número 16 con más usuarios del mundo. Estos cerca de 63 millones de usuarios suponen una penetración de alrededor del 70%. También cuentan con 47 millones de usuarios en redes sociales.
[1] The CIA World Factbook. [3] The CIA World Factbook. [4] The CIA World Factbook. [5] The CIA World Factbook.
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RECURSOS MINERALES
El Centro de Estudios del Parlamento de Irán anunció en 2013 que el país encierra el 7% de las reservas minerales del mundo (con 68 tipos diferentes de minerales), tratándose además del 1º país con más recursos de zinc, 2º de cobre, 2º y 4º de gas y petróleo, respectivamente, 9º en hierro, 10º en uranio y 11º en plomo.
Además, Irán está clasificado como uno de los 15 países más ricos en recursos minerales del mundo, con un valor estimado en 650.000 millones de dólares, y dispone de grandes reservas de petróleo (12,8% de las reservas mundiales, a diciembre de 2018 según la OPEC) gas natural (segunda potencia mundial con casi el 19% de las reservas totales en 2018, según la OPEC), yeso y piedra pómez (9% de las reservas mundiales), barita, carbón, cromo, cobre, hierro, plomo, manganeso, uranio, sal, arena, grava, zinc y azufre.[1]
Los subsectores del gas, el petróleo y la petroquímica son responsabilidad del Ministerio del Petróleo, del que dependen una serie de organismos y empresas estatales especializadas en distintas actividades que se encargan de gestionar el proceso productivo, la distribución y la comercialización.
El contexto reciente ha estado totalmente marcado por el régimen de sanciones aplicado por la comunidad internacional a Irán. La normativa restrictiva, aplicada entre otros por la UE, EE.UU. y Japón hacía especial hincapié en la prohibición a la importación de crudo iraní, vital para la economía local. Como consecuencia del anterior régimen de sanciones, la producción de petróleo había caído a niveles de hace 20 años mientras las exportaciones de petróleo y gas cayeron cerca de un 50%. El efecto sobre el valor de las exportaciones totales fue de una caída del 30%. Paralelamente, el peso de las exportaciones de gas y petróleo – sobre las exportaciones totales – históricamente en el entorno del 80%, cayó en 2013 hasta el 64%. En 2018 se situaron alrededor del 67% de las exportaciones totales.
La firma del Plan de Acción Integral Conjunto (conocido como JCPOA, en sus siglas en inglés) provocó el levantamiento de las sanciones en enero de 2016 e hizo que Irán volviese a los mercados internacionales, revitalizando así las exportaciones iraníes. Aun así, tras la retirada de los EE.UU. del Acuerdo Nuclear se han reinstaurado las sanciones primarias (las que se aplican a las personas estadounidenses o residentes) y secundarias/extraterritoriales (aplicadas a personas no residentes en EE.UU. y/o transacciones realizadas fuera del territorio de EE.UU.) relacionadas con el programa nuclear de Irán. Con respecto a las sanciones secundarias con efectos extraterritoriales, ni la Unión Europea ni España reconocen la validez de las mismas.
EXPORTACIONES DE IRÁN Y LOS INGRESOS DEL GOBIERNO (Millones de USD) – Banco Central Irán |
| 2017/2018 | 2018/2019 | Evolución % |
Exportaciones totales | 98.142 | 94.583 | -3,62% |
Exportaciones de petróleo y gas | 55.752 | 65.818 | 18% |
% Total exportaciones petróleo y gas | 66% | 67% | 0,015% |
Fuente: Banco Central Irán
El efecto de las medidas restrictivas al comercio de crudo iraní no se limitó a una reducción de sus exportaciones. Todo el sector está controlado por el gobierno cuyos ingresos dependían en un 47% del petróleo. Tras el endurecimiento de las sanciones los ingresos totales del gobierno se han ido reduciendo.
Las reservas de petróleo con las que cuenta Irán alcanzan aproximadamente los 155.600 millones de barriles en 2018. Hasta 2012, la República Islámica ocupaba el segundo lugar en producción de entre los países de la OPEP y el cuarto a nivel mundial, llegando a extraer 4 millones de barriles diarios, de los que exportaba más de la mitad. Por causa de las sanciones, en 2014 la extracción pasó a 2,8 millones de barriles, acaparando Irak la mayor parte de la previa cuota iraní. Esta producción ha ido aumentando año a año, situándose en el año 2018 en la marca de 3,55 millones de barriles al día, no obstante, tras la reimposición de las sanciones norteamericanas contra este país, u exportación de crudo ha caído bruscamente a menos de 200 mil de barriles al día.
Los principales importadores de petróleo en 2018 fueron Emiratos Árabes Unidos, Corea del Sur, Irak, Turquía y China (Fuente: Trade Map). Con dichas ventas, el Ministerio del Petróleo, durante el año fiscal 1396 del calendario iraní, finalizado en marzo de 2017, tuvo un beneficio de 37.000 millones de $. El responsable máximo del sector petrolífero iraní es la empresa National Iranian Oil Co. (NIOC), cuarta compañía mundial del sector. Del NIOC dependen una serie de empresas que se especializan en distintas actividades relacionadas con el petróleo.
Respecto del gas, cinco empresas se reparten la responsabilidad de la gestión: National Iranian Gas Company (NIGC), Pars Oil & Gas Company (POGC) National Iranian Drilling Company, Iranian Gas Export Co. (NIGEC) y la National Iranian Oil Co. (NIOC).
Irán comparte con Qatar el yacimiento aislado más grande del mundo, el South Pars. Además, ha de destacarse que según el “BP Statistical Review of World Energy 2019”, Irán es el segundo país con mayores reservas de gas del mundo después de la Federación de Rusia. No obstante, los datos de producción por parte de Irán no son tan positivos, ya que se encuentra en el tercer puesto de país productor por detrás de Estados Unido y la Federación de Rusia, pues la mayor parte es para consumo propio.
Irán es un exportador neto de gas natural, aunque las cantidades son insignificantes si se compara con otros países como Rusia, Qatar, Canadá o Estados Unidos. En concreto, se estima que Irán exporta alrededor de 15 millardos de m3. La mayoría de las exportaciones de Irán se envían a Turquía (unos 9 millardos de m3), mientras que Irak y los países del Caspio importan en menores cantidades. En cuanto a las importaciones, Irán compraba gas a Turkmenistán durante los meses de invierno, aunque estas ya no serán necesarias debido a la finalización del gasoducto Damghan-Neka.
Más concretamente, en 2018 Irán exportó 13.9 mil millones de metros cúbicos de gas natural, cantidad aún muy baja, debido a la insuficiencia de la actual red y conexión internacional de gaseoductos del país, en comparación con países como Rusia, Qatar, Canadá o Estados Unidos [2].
Irán importa gas de Turkmenistán para los territorios del norte, cifra que asciende a unos 8.000 millones de m3 / año por 170 USD / 1.000 m3, precio revisable cada 3 años.
La mayor parte de las reservas de petróleo se encuentran en los grandes yacimientos de la región del Khuzestan. En general, se trata de campos muy antiguos, cuya explotación requiere de grandes inversiones para mantener los ritmos de producción. La producción de petróleo en Irán se enfrenta con tres problemas de singular importancia:
- La escasa eficiencia hace que el consumo interno de recursos energéticos crezca de manera significativa, y la política de subsidios incentiva el consumo de combustible. La proporción de la demanda doméstica de energía cubierta por el gas natural es creciente – en la actualidad ya satisface algo más de la mitad de la demanda interna – pero al ritmo actual de consumo, en 2025 Irán debería importar petróleo para cubrir sus necesidades domésticas.
- El ritmo de agotamiento de los pozos es muy rápido, consecuencia de los insuficientes niveles de inversión en actividades de exploración y mantenimiento.
- El ratio de recuperación del petróleo es del 25-26%, muy lejos de la media internacional que se sitúa entre el 38% y el 40%.
El objetivo de alcanzar un ritmo sostenido de incremento de producción en los próximos años pasa por varias líneas prioritarias de actuación:
- Desarrollo de los yacimientos compartidos de petróleo off-shore de la producción. Irán tan solo extrae 800.000 b/d de campos off-shore; el objetivo es el aumento hasta niveles cercanos a los 1,1 millones de b/d.
- Operaciones de prospección de nuevos yacimientos.
En cuanto al refino, en Irán hay nueve refinerías: Abadan, Arak, Bandar Abbas, Esfahan, Kermanshah, Lavan, Shiraz, Tabriz y Teherán, para las que el Ministerio de Petróleo tiene un plan de modernización y ampliación de capacidad de producción. Adicionalmente, hay proyectadas siete refinerías adicionales: Anahita, Caspian, Hormuz, Khuzestan, Pars, Persian Gulf y Shahriyar, aunque parece ser que solo hay presupuesto para la Persian Gulf. La insuficiente infraestructura para el refino de crudo sigue siendo uno de los problemas más acuciantes de la economía iraní.
PRODUCTOS PETROQUÍMICOS
Según datos del Banco Central Iraní, la producción de petróleo en Irán aumentó un 2,3% en 2017/2018, alcanzando la cifra de 3,55 millones de barriles por día. Por componentes, la producción petroquímica iraní se compone de un 25% de productos químicos, 28% de fertilizantes y un 12% productos aromáticos.
Por el momento, esta producción petroquímica se concentra en el oeste del país, en la provincia de Khuzestán, y más al norte, a lo largo de la frontera con Irak; en esta zona están situados los principales pozos de petróleo onshore que desde hace años aportan el grueso de la producción de petróleo del país. Algunas plantas de importancia se encuentran en el interior (Isfahán, Shiraz,y Arak) o en el Golfo Pérsico (Kargh Island). Assaluyeh, en la costa del Golfo, frente al yacimiento de gas de South Pars, es el gran centro de producción del país. En la actualidad, el complejo petroquímico de mayor producción, con más de 5.3 millones de tons/año, es el de Bandar Imam, que forma el núcleo de la zona económico-energética especial conocida como Petzone.
Irán es el quinto productor mundial de productos petroquímicos y el segundo en Oriente Medio, con un 27% del total, superado tan solo por Arabia Saudita con el 50%. Según las fuentes locales, el volumen de la industria petroquímica iraní en el año fiscal 1398 del calendario local, finalizado en marzo de 2020, ha alcanzado a 30 millones de toneladas (por un valor de 15.000 millones de $) de los que 22 millones han sido exportados al exterior por un valor de 10.000 millones de $.
A partir del año 2002 se produjo un fuerte crecimiento de las exportaciones de productos petroquímicos que no han dejado de crecer desde entonces, alcanzando la cifra de 11.559 millones de USD$ en 2010/11. Con las sanciones, esta cifra se redujo hasta los 9.874 millones de dólares en 2013/2014, cifra que evoluciono positivamente hasta los 15.886 millones en 2014/2015. Sin embargo, el Gobierno iraní avanzó a finales de 2014 que la buena marcha del sector petroquímico debería tener un impulso mayor y abrió la posibilidad de aumentar las inversiones extranjeras para conseguir un total de 29.000 millones de euros con el objeto de que en 2015 el país produjese 120 millones de toneladas en productos petroquímicos. Estas cifras no se alcanzaron, pero en el periodo 2016/17 se ha llegado a los 59 millones de toneladas, lo que ya es un avance del 18% respecto al periodo anterior. En todo caso dada la disponibilidad de materia prima barata, el país sigue estando muy por debajo de sus posibilidades básicamente por falta de inversión y de aplicación de nuevas tecnologías extranjeras.
ENERGÍA
El peso en el consumo de energía corresponde en el periodo 2017/18 en un 33% al sector residencial, en 33%% al industrial, un 9,5% al sector público, un 15,4% al agrícola, y 7,3% al sector comercial. El 43,5% de la producción provino del sector público: turbinas de gas y de ciclo combinado (15,6%), vapor e hidroeléctrica (27,9%), diésel (7,3%); y el 56,5% de grandes industrias y del sector privado.
IRÁN - ENERGÍA |
| ELECTRICIDAD (kWh) | PETRÓLEO CRUDO (barriles/día) | PETRÓLEO REFINADO (barriles/día) | GAS NATURAL (millones de m3) |
Producción | 308.000 millones (2018) | 3,55 millones (2018) | 1,8 millones (2017) | 184.800 (2018) |
Consumo | 255.000 millones (2018) | 1,85 millones (2018) | 1,92 millones (2017) | 201.900 (2018) |
Exportación | 7.900 millones (2018) | 1,85 millones (2018) | 272.600 (2017) | 12.327 (2018) |
Importación | 3.900 millones (2018) | 33.000 (2018) | 47.750 (2017) | 3.900 (2018) |
Capacidad Instalada / Reservas probadas | 73 miles de millones Kw. (2018) | 155,600 millones de barriles (2018) | - | 33.900 billones (2017) |
FUENTE: Banco Central Iraní/The CIA World Factbook/OPEC |
Existen 59 plantas de producción de electricidad, de las que 12 son de ciclo combinado, 31 de gas y 16 de carbón. La mayor parte del combustible empleado en las centrales térmicas en Irán es gas natural.
El gran consumo de energía eléctrica en Irán se debe a los fuertes subsidios que reciben los consumidores, y se ha convertido en uno de los más altos de Oriente Medio. Esta situación está comenzando a revertirse y Rouhani ha retirado ayudas a las familias ricas y toda la población ha visto como la gasolina realmente barata ha doblado su precio. El 100% del territorio urbano tiene acceso a la electricidad, así como el 98% del rural. Sin embargo, la demanda está superando ya a la capacidad instalada. De esta manera, la Iran Power Development Company ha emitido bonos, a través del Banco Saderat, por valor de un millardo de dólares, con el fin de construir más plantas de producción de electricidad.
Existen interconexiones con Afganistán, Armenia, Azerbaiján, Irak, Pakistán, Turquía, y Turkmenistán, con capacidades de entre 700 MW (Irak) y 40 (Afganistán y Pakistán). Está estudiándose, asimismo, la posible conexión con la Federación Rusa, con Tayikistán (vía Afganistán), y los E.A.U. mediante un cable submarino.
El Ministerio de Energía es la autoridad tutelar del sector y diseña y supervisa la política de generación, transmisión y distribución eléctrica. El Ministerio tiene dos áreas de trabajo bien diferenciadas: energía y aguas. El Viceministerio de Agua es competente en la construcción y gestión de centrales hidroeléctricas y aporta la energía producida a la red nacional. De esta rama del Ministerio depende Iran Water and Power Resources Development Company (IWPRC), una filial al 100% del Ministerio de Energía que se encarga de la construcción de las presas y centrales hidroeléctricas. Además, el eje central de la política energética es la entidad pública TAVANIR (Power Generation, Transmisión and Distribution Management Organization), dependiente del Ministerio de Energía. Es la principal productora iraní de electricidad y planifica y controla todo el programa de construcción de centrales. También es responsable del transporte y distribución de la energía eléctrica, de la fijación de tarifas y de la reglamentación, así como de las actividades comerciales e I+D.
AUTOMOCIÓN
El sector de la automoción en Irán es, después del petróleo y sus derivados, el de mayor importancia económica del país. Tiene una producción de un millón de coches anuales, que le convierten en el 18º país productor del mundo. El sector supone el 12% del empleo del sector industrial, el 5% del PIB del país (450.000 millones de dólares) y da empleo a 675.000 personas. Actualmente, 16 empresas fabrican vehículos completos de todo tipo dentro de la República Islámica de Irán y atienden la demanda de un país con un parque automovilístico en el que el 50% de los vehículos tienen más de 25 años. El sector necesita una reconversión y en esta nueva etapa, el país pretende atraer a inversores extranjeros.
Tras las sanciones internacionales contra Irán y el aumento del arancel de las autopartes hasta del 14% para promover la industria local, existe mercado para este sector, debido a un cambio de mentalidad iraní, que busca una mayor calidad de las piezas, especialmente motores, y una mejora de su nivel tecnológico. Tras años de experiencia con los productos chinos, Irán ha visto como su baja calidad está obligando a continuas reparaciones y reposiciones que, a pesar de que sean más baratos que las mercancías europeas, no reducen la factura. Irán vuelve a mirar a Occidente para modernizarse y el sector busca una reconversión que le permita mejorar su producción de vehículos. La tendencia creciente en Irán es comprar producto de buena calidad y rápido suministro.
El sector llegó a registrar un crecimiento muy importante en los últimos años, por encima del 25%, ritmo muy superior al logrado en otros sectores industriales.
Como ya se ha explicado, la producción anual se cifra en torno a más de un millón de unidades, y aún está por debajo de la demanda doméstica. Concretamente, en 2018 se produjeron más de 1.095.526 vehículos, un 40% menos que en el año anterior. [3]
En la actualidad, las perspectivas son muy pesimistas. Si bien durante los primeros tres meses del año fiscal persa 1397 (a partir de marzo de 2018) hubo un crecimiento interanual del 9,4%, durante el último mes del trimestre (coincidiendo con el anuncio de reimposición de sanciones de EE.UU.) la producción de coches bajó un 19,6% interanual. La propia industria achacó este descenso a las trabas impuestas por el propio gobierno iraní, el cual ha puesto dificultades a la importación de piezas y ha impuesto restricciones a la dotación de divisa a los importadores (desde el 8 de mayo, fecha del anuncio de la reimposición de sanciones, el valor del rial ha caído más de un 100%).
El parque automovilístico se estima en torno a 16 millones de vehículos (cifras del periodo 2017), de los que 2,6 millones tienen más de 20 años, siendo la media de edad de 13 años para los coches de pasajeros, 16,1 años para los de mercancías y 10,1 para los vehículos de transporte público. El parque automovilístico se distribuye en porciones similares entre Teherán y el resto del país.
La política del Gobierno de Irán con respecto al sector es decididamente proteccionista, con aranceles de hasta 100% para turismos de los que se importan al año en torno a 23.000 unidades, la mayoría de ellos de gran cilindrada y marcas de lujo. Está prohibida la importación de coches usados, independientemente de quien los importe.
El sector automovilístico se caracteriza por una gran concentración y un claro predominio del sector público en la producción de vehículos: Iran Khodro y Saipa (participadas mayoritariamente por IDRO) controlan más del 95% del mercado. El resto de los operadores son meros ensambladores, que importan CKDs de marcas principalmente francesas y asiáticas. Hay una creciente presencia del sector privado en lo que a fabricación de componentes se refiere.
Irán Khodro dominó el mercado durante mucho tiempo pero, el Peykan, el tradicional coche nacional, dejó de fabricarse en el 2006 y en 2009-2010 su cuota empezó a disminuir. Ahora la empresa produce modelos de la marca Peugeot y ha comenzado con el Logan, producto de la inversión mixta con Renault. En el año 2004 se estableció la empresa Renault Pars, con un 51% del capital de Renault y el 49% restante de AIDICO (Automotive Industrial Development Corporation) perteneciente a partes iguales a Iran Khodro y a SAIPA. SAIPA ya ha superado la cuota de Irán Khodro. Se trata de la antigua filial de Citroen. Ahora produce con mucho éxito el Pride, con licencia de la coreana Kia Motors. Ambas empresas ensamblan también camiones y autobuses. Irán Khodro trabaja con modelos de Mercedes y Hyundai y SAIPA, de IVECO y Volvo.
El sector de producción de componentes cuenta con 1.200 empresas principales y otros tantos subcontratistas menores. Se estima que los fabricantes locales cubren el 80% de las necesidades de componentes de automoción del país. Existe una importante asociación sectorial, Iran Auto-Parts Manufacturer's Association (IAPMA), muy activa en la defensa de la modernización del sector, que a pesar de su dependencia de los grandes ensambladores públicos cuenta con empresas privadas de creciente importancia. Una parte de los fabricantes de componentes están organizados en torno a IDRO, que actúa de brazo ejecutor del Ministerio de Industria para el desarrollo del subsector. Irán Khodro y, en menor medida SAIPA, tienen también un número importante de filiales dedicadas a la fabricación de componentes, lo que refuerza su integración vertical y les permite controlar el nivel de calidad de sus productos finales y aumentar su contenido local.
La automoción en Irán sigue ofreciendo unas perspectivas de fuerte crecimiento de demanda, debido a la presión demográfica, a las necesidades de reposición de la flota y a la práctica inexistencia de transporte público en las grandes ciudades. El índice de coches per cápita es todavía bajo: 2,1 vehículos por cada 10 personas en Irán, frente a 5,6 en Arabia Saudí, 9,8 en Turquía, 2 en Europa o 1,2 en EE.UU. En cualquier caso, se prevé que la demanda caiga con la reimposición de sanciones americanas y la salida de compañías automovilísticas europeas (como Peugeot o Renault).
Los EE.UU. han re-impuesto sus sanciones específicamente al sector automovilístico, lo cual hace que las previsiones del crecimiento de este sector sean pesimistas. Además, de acuerdo con una reciente normativa aprobada por el Ministerio iraní de Industria, Minas y Comercio con objeto de controlar la divisa extranjera dedicada a la importación, de momento ha quedado estrictamente prohibida la importación de cualquier tipo de coches.
SIDERURGIA
La industria de la siderurgia inició su desarrollo en Irán en los años 60, cuando la antigua URSS construyó la primera fábrica en Ispahán, con una capacidad anual de un millón de toneladas. La revolución de 1979 y la guerra contra Irak impidieron a Irán superar ese nivel de producción.
En 2017-2018, Irán produjo 20,8 millones de toneladas de acero crudo, todavía muy por debajo de sus posibilidades, si se tiene en cuenta el volumen de las reservas y los recursos mineros de que dispone el país, así como una fuerza de trabajo barata y cualificada, y energía a muy bajo coste. El objetivo de las autoridades es producir 55 millones de toneladas/año de acero en 2025.
El Ministerio de Industria y de Minas es el principal actor del sector, a través de IMIDRO, el holding que controla las principales empresas mineras de Irán, incluidos todos los grandes productores siderúrgicos. IMIDRO controla 4 filiales en el sector siderúrgico, que representan el 96,5% de la producción actual de acero bruto en Irán, aproximadamente 12,2 millones de tons/año.
La mina más destacada del país se encuentra en Tchogart, cerca de Yazd, y sus extracciones se dedican principalmente a la planta de Ispahán. La segunda más importante es la de Gol-è-Gohar, situada en Kerman. Un tercer proyecto sería el de extracción de mineral de hierro en la ciudad de Khaf, en Khorasan.
Cabe añadir que con la reimposición de las sanciones norteamericanas contra Irán, a partir del 6 de Agosto de 2018, queda sancionada la venta, suministro o transferencia directa o indirecta hacia o desde Irán de grafito, y metales sin procesar o semiacabados, como aluminio y acero, carbón y software para la integración de procesos industriales.
INDUSTRIA ALIMENTARIA
La industria alimentaria ha alcanzado cierta importancia en Irán. El sector agroalimentario da empleo a más de 280.000 personas, y está compuesto por 11.000 empresas, en su mayoría de propiedad privada y de reducida dimensión.
El líder del sector es el Bonyad Mostazafan, que controla la mitad del mercado de bebidas refrescantes y el 20% de la industria azucarera. La producción de sus numerosas filiales abarca enlatados, concentrados de fruta, mermeladas, snacks, etc.
La mayor parte de las plantas de procesamiento de alimentos operativas tienen una edad media de más de 15 años. En el caso de la industria del refino de aceite y producción de azúcar, la renovación de maquinaria es especialmente urgente, aunque las últimas inversiones del sector se han canalizado hacia el enlatado y empaquetado de alimentos, la producción de zumos de frutas y el procesamiento de dátiles. Los proveedores italianos son particularmente activos en el sector; las principales empresas españolas de packaging están también presentes en el mercado iraní.
El Ministerio de Sanidad es el responsable de garantizar la calidad de los productos. Además, la Dirección General de Supervisión de Productos Alimenticios, Bebidas, Cosméticos e Higiene personal, mantiene un registro de estos productos, de carácter obligatorio, y establece una doble tarifa para poder comercializar este tipo de productos en Irán:
- Es necesario registrar el nombre de la empresa extranjera: Coste 65.000.000 Riales.
- Es necesario registrar las gamas de productos que la empresa extranjera desea comercializar en el mercado iraní: 14.000.000 Riales por cada gama de producto.
El registro es un trámite que debe realizar el agente iraní.
SECTOR TEXTIL
El sector textil en Irán está orientado al mercado doméstico. Se desarrolló al amparo del fuerte proteccionismo introducido en 1979, después de la Revolución Islámica. Con el tiempo se fue generando un reducido flujo exportador de productos de confección, destinado a abastecer a los países de la región, que no demandan alta calidad ni diseño. No obstante, el textil iraní tiene problemas de competitividad frente a otros productores, como Turquía, Pakistán, Bangladesh o China.
A diferencia de la mayoría de los sectores industriales, el textil está dominado por empresas privadas. No existe ninguna empresa pública significativa que actúe como motor del sector o sirva de brazo ejecutor de las políticas públicas en esta rama de actividad. Se trata de un sector relativamente atomizado y disperso geográficamente, con un núcleo de actividad de cierta importancia en Isfahan, donde se celebran algunas de las principales ferias del sector. El tamaño medio de las empresas es reducido, incluso en el sector de productos intermedios (hilados y tejidos), salvo en la capital, donde las economías de escala tienen mucha importancia.
Las materias primas básicas utilizadas por la industria textil iraní son el algodón (existe una pequeña producción local) y las fibras químicas, sobre todo poliéster. El desarrollo de la petroquímica ha permitido iniciar la producción de monómeros, lo que permite pensar que con el tiempo Irán podría convertirse en un productor competitivo de fibras químicas derivadas del petróleo.
El subsector de las alfombras siempre ha tenido gran importancia en Irán. A diferencia del resto del textil, es un sector netamente exportador. Es más, la exportación de alfombras iraníes aumentó un 18,4% durante el año 2018, alcanzando un total de 426 millones de dólares.
Otros de los datos más sobresalientes es la relativa capacidad de exportación mostrada en los capítulos de confección de punto y no de punto, y de textil hogar. Esta corriente exportadora se dirige fundamentalmente a países de la región. Las cifras de importación son insignificantes, aunque fuertemente crecientes.
Irán carece de producción competitiva de maquinaria textil, lo que le convierte en importador neto en este subsector. Las importaciones de maquinaria textil siguen una evolución bastante errática, que parece depender sobre todo de la disponibilidad de financiación y de sus condiciones. Las necesidades de modernización del sector y la escasez de producción local aseguran un cierto flujo de compras en este sector, en el que la adquisición de equipos de segunda mano procedentes de plantas en Europa es bastante frecuente.
[1] U.S. GEOLOGICAL SURVEY. [3] Según datos de la Organización Internacional de Fabricantes de Automóviles.
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