Nacida como spin-off de la Universidad de Zaragoza, y con un planteamiento de negocio global desde sus inicios, esta empresa se ha convertido en un referente en el mercado de ‘Internet de las Cosas’. Sus sensores para la monitorización de parámetros como la humedad, la calidad del agua, las emisiones, etc. han llegado a más de 120 países.
 

Cuando Alicia Asín y Daniel Gascón terminaban sus estudios de ingeniería informática en la Universidad de Zaragoza, allá por 2006, vieron una oportunidad de emprender en un campo que conocieron gracias a su proyecto de fin de carrera: las redes de sensores inalámbricas. Estaba naciendo lo que ahora se conoce como ‘Internet de las Cosas’ y ellos, respaldados por la Universidad y por unos cuantos premios empresariales, se embarcaron en aquel nuevo mercado, que comienza a dar hoy sus primeros síntomas de madurez.

Desde entonces, Libelium ha llevado a más de 120 países su tecnología para la captación y transmisión de datos, que permite monitorizar desde los niveles de contaminación en una ciudad o las plazas de aparcamiento disponibles, a las condiciones de vida de las ballenas beluga o los factores que afectan a un determinado cultivo. Todo gracias a un concepto horizontal del mercado, en el que la compañía desarrolla sensores base compatibles con cualquier software y cualquier servicio en la nube, para que los diferentes actores tecnológicos puedan crean soluciones individualizadas de acuerdo con las necesidades de los clientes.