La contaminación del aire y del agua, la desertificación, la deforestación, la erosión del suelo y los vertidos de petróleo, que han convertido al delta del Níger en una de las zonas más contaminadas del planeta, dibujan un presente en el que los problemas medioambientales causados por el hombre lastran el desarrollo económico de Nigeria en un momento ya de por sí delicado, marcado por la elevada inflación, la devaluación de la moneda o la pandemia del coronavirus.
Los residuos sólidos urbanos, acrecentados por el rápido crecimiento demográfico experimentado en los últimos 40 años, son una de los principales orígenes de ese riesgo ambiental.
Aunque no se dispone de datos precisos sobre la cantidad generada en el país, se estima que estos se situarían por encima de los 0,65 kilogramos por habitante al día, lo que implicaría unos 40 millones de toneladas anuales y más de la mitad de lo que se genera en la región subsahariana cada año (ver infografía adjunta).
La composición de estos desechos es muy similar a la de otros países de renta media y baja y la proporción de residuos orgánicos supera el 50%. El sistema actual de gestión de los residuos sólidos es rudimentario e ineficaz, con instalaciones infradotadas, escaso acceso a los servicios de recogida y un reducido proceso de recolección, que no supera el 10% en algunos territorios.
La mala asignación de los insuficientes recursos públicos dedicados a este sector ha hecho que la población haya recurrido a alternativas informales para desechar los residuos, lo que se traduce en la proliferación de quemas y vertederos ilegales y en graves problemas para la salud pública y el medio ambiente.
Consciente de esta situación, el Gobierno Federal ha considerado la generación de residuos como uno de los retos principales a abordar. De este modo, se han puesto en marcha nuevas iniciativas, como la Política Nacional de Gestión de Residuos Sólidos de 2020 y la Política Nacional de Gestión de Residuos Plásticos.
Uno de los pilares de ambas es la creación de campañas de educación y concienciación de los consumidores con el fin de fomentar el reciclaje y las buenas prácticas para deshacerse de los residuos, pues, incluso en Lagos -el motor del país-, apenas la mitad acaba en los vertederos.
Al ser un sector intensivo en mano de obra y capital, la inversión requerida es muy elevada, por lo que, pese a las carencias, la mayoría de los Gobiernos estatales de Nigeria destinan una parte importante de sus presupuestos a financiar las distintas agencias existentes, a pagar a los operadores privados o a la adquisición de equipamiento.
Así, por ejemplo, el estado de Lagos ha aumentado ligeramente durante los últimos ejercicios su presupuesto anual dedicado al medio ambiente hasta suponer cerca del 8%, con un gasto estimado en más de 122 millones de euros.
Tal como destaca el consejero económico y comercial jefe de España en Lagos, Juan José Otamendi, Nigeria se configura como uno de los países con mayor potencial de demanda de servicios de gestión de residuos sólidos, sobre todo en los grandes núcleos urbanos. “Este mercado plantea muchas oportunidades no solo debido a su volumen, sino también a que se encuentra en una etapa incipiente”, argumenta el consejero, que recalca además que “al modelo de gestión actual le queda mucho camino por recorrer, sobre todo en eficiencia y sostenibilidad”.
Aparte de las autoridades gubernamentales, no hay actores clave que copen el mercado ni existe un alto grado de competencia, por lo que el acceso a oportunidades de negocio es posible.
No obstante, como en prácticamente todas las industrias del país, el precio es el factor determinante. De este modo, según explica Otamendi, “la mayoría de los camiones de recogida de basura nuevos que hay en Lagos proceden de la India o China, debido a su bajo coste, mientras que los vehículos de marcas europeas son en su inmensa mayoría de segunda mano”.
Los retos a los que se enfrenta Nigeria en materia de gestión de residuos son similares a los de otros países de la región. En este sentido, Pep Tarifa, socio de la firma española especializada en tareas ambientales y reciclaje Roots for Sustainability (R4S), presente en Guinea Conakry, apunta que “las empresas españolas tienen una sobrada experiencia en la gestión de los residuos sólidos urbanos en Latinoamérica y esta puede replicarse en el África Subsahariana”.
En concreto, Tarifa considera que las firmas españolas saben trabajar, especialmente las más grandes, en entornos inestables y tienen capacidad financiera para resistir los retrasos en los pagos por los servicios prestados. La situación del reciclaje en la región se encuentra en un estadio algo menos avanzado que en Latinoamérica, por lo que el bagaje adquirido allí, en un proceso que irá adquiriendo complejidad conforme el sector vaya madurando, puede suponer una importante ventaja competitiva.
De hecho, algunas de las principales opciones de negocio en Nigeria para nuestras empresas se encuentran en las fases finales del denominado ciclo cerrado de reciclaje.
Cerca del 30% de los residuos sólidos de Lagos son reciclables y de ellos, la mitad son plásticos. Si se reciclase el 50% de los que pueden serlo, se podrían llegar a generar unos 250 millones de dólares.
Este potencial, extrapolable en un futuro a otras urbes, ya ha animado a numerosas pymes de la ciudad a trabajar en ese campo e incluso se ha establecido un sistema de recolección de plásticos con puntos.
Sin embargo, existe un gran déficit de máquinas, de instalaciones y de empresas especializadas que transformen los materiales para reintroducirlos en la cadena de consumo. Por ello, según se señala desde la Ofecomes en Lagos, la propia Association of Waste Managers of Nigeria (AWAMN) considera como una prioridad encontrar socios extranjeros que puedan proporcionar soluciones y materiales asequibles.
El consejero en Lagos, Juan José Otamendi, comenta que “la forma principal que tienen las empresas españolas para acceder a este sector es de la mano de un socio local que ofrezca sus servicios en el país”. El motivo principal radica en los estrictos requisitos que fija el Gobierno para participar en licitaciones y concursos públicos, pues se requiere constituir una empresa en este mercado y que esta cuente con una antigüedad mínima de tres años.
Además, y dado que son los Gobiernos estatales y locales los que dirigen la gestión de residuos, un socio local que conozca el funcionamiento del sector y que mantenga una buena relación con estos órganos resulta especialmente idóneo para realizar un primer contacto.
En general, Nigeria presenta muchas oportunidades de negocio, pero implica un elevado compromiso y dedicación, incluyendo el establecimiento de buenas relaciones con la contraparte local. Por ello, resulta prácticamente imposible cerrar acuerdos desde la distancia sin haber visitado el país.
Tras la irrupción de la pandemia del coronavirus y la aplicación de restricciones a la movilidad, la situación se ha vuelto aún más complicada, por lo que las iniciativas enfocadas hacia la celebración de reuniones de negocio virtuales, como las organizadas por la propia Ofecomes en Nigeria, son ahora una buena forma de establecer un primer contacto con el mercado local.
El cofundador de la ONG Mondo4Africa, el español Akshay Gwalani, explica que este proyecto, con un marcado acento en la acción social, surgió en 2019 como respuesta a la acumulación de basuras en las playas.
Dos años después, consiguió obtener financiación para desarrollar un centro de recolección y reciclaje en Lagos. Allí transporta el material y lo recicla, específicamente plásticos PET y HDPE, para después suministrárselo a varios clientes.
Según Gwalani, este mercado presenta numerosas oportunidades, pero también desafíos, sobre todo en cuanto a la necesidad de desarrollar infraestructuras que lo doten de cobertura, “concienciar a los ciudadanos del impacto negativo de los residuos en su entorno cercano si no son tratados de manera correcta” y eliminar la apatía por pagar los servicios de recogida.
No obstante, el responsable de Mondo4Africa considera que en los últimos años se ha notado un fuerte aumento en el número de empresas que han entrado en el sector del reciclaje y que han invertido en las diferentes partes del proceso, aunque “aún falta mucho por hacer”.
Akshay Gwalani remarca igualmente que se espera que la población nigeriana siga incrementándose, hasta superar los 250 millones de habitantes en 2025, y que aumente la cantidad de residuos, lo que le sirve para esbozar un escenario futuro con un potencial innegable, en el que seguirá apostando por colaborar con otras entidades para expandir su línea de acción social.
Por todo ello, la ONG tiene previsto abrir nuevos centros de recolección, tanto en Lagos como en otros puntos del país, y desarrollar el diseño y producción de maquinaria local para el procesamiento. También se plantea ampliar su actividad a otros materiales y transformar los plásticos no reciclables en materiales de construcción.
JAVIER GARCÍA CUESTA
El mercado de la gestión de residuos sólidos en Nigeria
Ofecomes Lagos, ed. ICEX, agosto 2021, 42 págs., en español
Ficha país. Nigeria 2020
Ed. ICEX, octubre 2020, 2 págs., en español
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