Colombia, una instantánea en medio de la crisis sanitaria

14/04/2020

 

Hasta el impacto de la crisis del coronavirus, Colombia ofrecía un mercado en expansión, a través de una creciente demanda de todo tipo de bienes por parte de una población cada vez con mayor poder adquisitivo y con múltiples oportunidades para la inversión española. 



Colombia es hoy la cuarta economía de América Latina, tras vivir un ciclo expansivo de 15 años y crecer por encima del 5% antes de la caída de los precios del petróleo de 2015. El país supo entonces hacer frente de forma menos traumática que sus vecinos a una desaceleración continua, acompañada del aumento de la inflación, de una caída de la inversión extranjera y de un creciente endeudamiento público. 

 

 

Las actividades que más contribuyeron a esta recuperación -apuntan desde la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Bogotá- fueron las relacionadas con el comercio, el transporte, la restauración o los servicios de salud.

Gracias a ello, a la solidez de su mercado y a la riqueza de sus recursos naturales y humanos, el país ya mostró claros signos de recuperación en los últimos ejercicios, con un PIB que creció un 3,5% en 2019, según las últimas estimaciones del FMI, tras aumentar un 2,7% en 2018. “Superado el trauma coyuntural”, explica Elisa Carbonell, consejera económica y comercial de la Embajada de España en Bogotá, “los principales retos a los que se enfrenta la economía son de carácter fundamentalmente estructural”.

 

 

Sector exterior en transformación

 

El valor del comercio exterior colombiano se ha multiplicado durante los últimos 10 años, empujado en buena medida por las ventas de petróleo y carbón, pero también por el aumento de la demanda interna gracias al impulso del consumo. 

Aunque las cifras de exportación han sufrido en los últimos ejercicios el recorte de los envíos de tipo energético a los principales socios, Colombia ha conseguido recuperar el ritmo en sus intercambios internacionales gracias a una mayor diversificación de las exportaciones, a la amplia red de acuerdos comerciales firmados y al nuevo empuje de las compras auspiciado por la recuperación económica, que hace que se mantenga el tradicional déficit comercial del país.

Estados Unidos, que aglutina actualmente más del 25% de los intercambios, China, con un relevante papel como proveedor, y otros países de la región y europeos se configuran como los principales socios comerciales de la economía colombiana.

España se ha situado de manera regular durante los últimos años entre las 10 posiciones principales, con una cuota sobre el total del comercio colombiano superior al 2%.

El valor de las exportaciones españolas superó la barrera de los 1.000 millones de euros en 2019 y su radiografía arroja una imagen en la que destaca la diversificación, tanto en cuanto a la tipología de los productos vendidos como en lo relativo al tamaño de las empresas participantes. Las máquinas y los aparatos mecánicos, los vehículos y los productos farmacéuticos fueron, por este orden, las principales partidas vendidas por España durante ese ejercicio.

Por el contrario, las importaciones de combustibles colombianos, que representaban en años anteriores cerca del 75% de las importaciones españolas, han sufrido una drástica caída, sobre todo durante el ejercicio pasado. Esta evolución ha modificado el tradicional equilibrio relativo de la balanza comercial bilateral y ha impulsado el despegue del superávit español hasta aproximarse a los 585 millones de euros y situar la tasa de cobertura por encima del 200%.

En cuanto al universo arancelario del país, casi el 99% del mismo está sujeto al régimen de libre importación. Los aranceles existentes oscilan, de forma general, entre el 0% y el 15%, pero en casos específicos, como por ejemplo los productos agrícolas o los vehículos, estas tarifas pueden ser más elevadas.

 

Abierta a la inversión

 

La inversión extranjera directa (IED) es bienvenida en todas las actividades de la economía, salvo en determinadas industrias consideradas como estratégicas. Se precisa una autorización previa para invertir en el ámbito financiero y existe una normativa específica para los sectores de los hidrocarburos, la minería y la televisión.

De acuerdo con datos de la UNCTAD, la IED acumulada hasta 2018 representaba unos 188.000 millones de dólares, más de la mitad del PIB colombiano, y las últimas cifras publicadas por el Banco de la República estiman que los flujos de entrada de inversión extranjera crecieron cerca de un 25% en 2019 hasta suponer casi 14.500 millones de dólares, el mejor registro de los últimos seis años.

La industria petrolera y la minería han sido y siguen siendo un destino fundamental de esas inversiones, pero estas se encuentran relativamente diversificadas en otras actividades, incluyendo el transporte, el comercio o la restauración.

Destaca aquí además el papel representado por la capital, Bogotá, como centro de negocios atractivo y dinámico en la región sudamericana, especialmente en lo relacionado con los servicios financieros y las telecomunicaciones.

 

Estados Unidos, España y, a mayor distancia, otros países como el Reino Unido, Panamá o Canadá, son el origen de las empresas foráneas más activas en este mercado.

La IED española alcanzó los 1.445 millones de dólares en 2018 y experimentó un impulso considerable hasta el tercer trimestre de 2019, con una cifra de 1.868 millones, debido a que muchas acciones se aplazaron en el ejercicio previo debido a la incertidumbre de las elecciones presidenciales.

De hecho, nuestro país se sitúa desde 1994 entre los tres principales inversores en Colombia, lo que también se refleja en que el número de firmas españolas presentes allí haya pasado de 160 en 2011 a sumar más de 600 a principios de este año, sobre todo en los sectores de las tecnologías de la información y la comunicación, los servicios a empresas y las infraestructuras.

En este punto, conviene recordar que existe un Convenio de Doble Imposición, que entró en vigor en 2008, y un Acuerdo de Promoción y Protección Recíproca de Inversiones (APPRI), en pleno proceso de renegociación pero con renovación automática del anterior.

La aplicación del Acuerdo comercial entre Colombia y la UE, con el objetivo de suprimir barreras a los intercambios bilaterales, y la creación de Ventanilla España, para solucionar contenciosos de las empresas españolas en este mercado, son otros de los mecanismos que facilitan el incremento de la actividad de nuestras firmas en este mercado.

 

Futuro incierto. Efectos del COVID-19

 

Hasta la eclosión de la crisis del coronavirus, las perspectivas a corto plazo eran, en general, positivas. La generación de empleo y el déficit externo se mostraban entonces como los principales desafíos de la economía colombiana en el nuevo año.

Las previsiones de principios del ejercicio, apuntaban, según la consejera española en Bogotá, Elisa Carbonell, a que “la economía local podría crecer en el entorno del 3,2% en 2020 y alrededor de un 3,5% en 2021, algo tremendamente positivo teniendo en cuenta la evolución de la región”.

También se auguraba una moderación en la evolución de la inflación y del déficit, así como la estabilidad de las tasas de interés. Todo ello hacía pronosticar un aumento del atractivo del país para los negocios internacionales, pese a la lentitud reguladora para afrontar nuevas medidas.

La brusca irrupción de la crisis sanitaria mundial del coronavirus ha provocado la transformación radical del escenario internacional y también de Colombia. El impacto en la región es, por el momento, moderado en comparación con lo sufrido en otros puntos del globo, pero resulta prácticamente imposible discernir cómo evolucionará esta pandemia en el futuro y cómo repercutirá en la vida de las personas y en la economía de todos los países del mundo.

El Gobierno local instauró el Aislamiento Preventivo Obligatorio el pasado 24 de marzo a través del Decreto 457 y el 8 de abril de 2020 amplió su rigor y plazo de vigencia hasta el 26 de abril. 

Por ello, y al igual que en otros países, la economía colombiana se enfrenta a una situación de parada en la que priman la salud y la provisión de servicios esenciales, como la alimentación o la energía, y en la que algunos o muchos de los flujos de comercio e inversión se verán cercenados o seriamente afectados y no se verán recuperados hasta la solución parcial o definitiva de este terrible reto.

Informe de ayudas a empresas España-Colombia

La Ofecomes en Bogotá ha elaborado un detallado documento sobre las medidas extraordinarias que el Gobierno de Colombia ha aprobado hasta el momento para ayudar a las empresas ante la pandemia del COVID-19. El informe resulta especialmente útil para las empresas, pues se complementa además con las medidas adoptadas por el Gobierno español, así como por los distintos organismos europeos e instituciones internacionales. Ello permite disponer, en un único documento, de todas aquellas normas que pueden afectar a las empresas con interés en un mercado extranjero como el colombiano (puede consultarlo aquí).

 

La consejera, Elisa Carbonell, aprecia la gestión de la situación realizada hasta la fecha por parte del Gobierno colombiano, así como de la alcaldesa de Bogotá. Han sabido reaccionar de forma temprana y limitar la tasa de crecimiento de los afectados. Están ganando tiempo para la adopción informada de medidas. Estas incluyen:


- Identificación de necesidades en el sector sanitario y adopción de medidas al respecto para favorecer su adquisición: aprobación de gasto adicional para compra de material sanitario; relajación de los procedimientos de obtención de permisos para la importación de material; solicitud de un préstamo al FMI para financiar las necesidades sanitarias derivadas del COVID.

- Identificación de las necesidades sociales derivadas del aislamiento y adopción de medidas para moderar sus efectos en las poblaciones más vulnerables

- Puesta en marcha de medidas financieras para inyectar liquidez al mercado y disminuir la volatilidad financiera, manteniendo controlada la inflación.

- Análisis de la posibilidad de imponer, a partir del 27 de abril, lo que han denominado un “aislamiento inteligente”, siguiendo las mejores prácticas identificadas en otros países.

No obstante, no hay que perder de vista que en Colombia podría decirse que se da la tormenta perfecta para poner en jaque a sus dirigentes. Al shock provocado por el COVID-19 se unen las vulnerabilidades estructurales mencionadas al inicio: la economía colombiana lidia con un déficit en la balanza de pagos equivalente al 4,3 % del PIB y un desempleo que el año pasado alcanzó el 11,2%, su tasa más alta en nueve años.

La crisis sanitaria está golpeando especialmente a los trabajadores informales (el 47 % de la población laboralmente activa) y amenaza con destruir cientos de miles de empleos.

Las finanzas colombianas, además, se han visto golpeadas por la bajada de los precios del petróleo, que representan el 9,3 % de los ingresos del Estado. Bogotá calculó el presupuesto nacional para 2020 con el brent en 67 dólares, mientras que actualmente ronda los 30 dólares por barril, el nivel más bajo desde 2002.

Todavía no existen previsiones oficiales respecto a los efectos de este shock, pero sí hay informes de instituciones privadas.

Fedesarrollo, uno de los think tanks más relevantes de Colombia en asuntos de política económica, acaba de publicar un informe sobre los posibles efectos económicos de la pandemia para Colombia bajo distintos escenarios. Básicamente, se calcula que la cuarentena generalizada mantenida durante un mes supone un coste de entre el 4,5% y el 6,1% del PIB del país (casi el doble si se mantiene dos meses).

 

Sectores con mayores opciones de negocio

 

AGUA POTABLE Y SANEAMIENTO BÁSICO. A pesar de que se han conseguido avances significativos en la prestación de servicios públicos de agua y saneamiento, este país presenta todavía importantes problemas en lo que a cobertura, calidad y continuidad del servicio de acueducto y alcantarillado se refiere. Especialmente grave es la brecha de cobertura entre zonas urbanas y zonas rurales.

Por ello, los proyectos, tanto de ámbito nacional como municipal, se orientan hacia la ruralidad. Los esfuerzos y recursos se dirigen a diseñar esquemas regionales de agua que funcionen de un modo similar a los modelos de cuenca hidrográfica; a ampliar la cobertura de la red de acueducto y alcantarillado; y a la puesta en marcha de plantas de tratamiento de aguas residuales.

Estas iniciativas se canalizan por diferentes vías: programas de agua diseñados a nivel nacional por el Ministerio de Vivienda, Ciudad y Territorio, en consonancia con el Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022 (PND), y Planes Departamentales de Agua (PDA), que nacen de la Administración local. La financiación también proviene de diferentes fuentes, aunque la mayor parte es aportada por el Presupuesto General de la Nación.

Este escenario presenta oportunidades de negocio para empresas españolas, líderes a lo largo de toda la cadena de valor.

ENERGÍAS RENOVABLES. El sector de las renovables no convencionales en Colombia se encuentra muy rezagado respecto a otros países de la región, pero cuenta con un gran potencial y posibilidades de desarrollo en los próximos años. Por una parte, el Gobierno está llevando a cabo diversas iniciativas para impulsar estas fuentes de energía y, por otra, han surgido oportunidades comerciales en el sector privado a través de acuerdos de compra de energía.

 

El objetivo de las autoridades es pasar de tener menos de 50 MW instalados de fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER) a contar con un mínimo de 1.500 MW en cuatro años. Con este fin, ha incluido en el nuevo Plan Nacional de Desarrollo la integración de esas fuentes dentro de la canasta energética del país.

En este sentido, la principal herramienta que se incluye en el plan consiste en la obligación de que entre el 8% y el 10% de las compras de energía de los agentes comercializadores del Mercado de Energía Mayorista provenga de fuentes no convencionales.

Por otra parte, dentro del Plan de Expansión de Transmisión 2017-2031 de la Unidad de Planeación Minero-Energética (UPME), se detallan los esfuerzos de la Administración para aumentar la infraestructura de transmisión y distribución con el fin de satisfacer las necesidades futuras y cubrir las deficiencias actuales.

El programa tiene un coste total estimado de más de 1.300 millones de dólares, repartidos en 22 proyectos que se distribuyen por todo el país, incluidas las regiones que anteriormente estaban excluidas de la red nacional.

Por todo ello, se espera que las energías renovables no convencionales tengan un crecimiento significativo en los próximos años, respaldadas por un fuerte interés de los inversores.

De esta forma, el crecimiento anual promedio de la electricidad generada a partir de fuentes renovables no hidroeléctricas en Colombia podría ser del 19,5% entre 2019 y 2023. Tan solo en la región de La Guajira ya hay 50 proyectos en desarrollo, que, de concretarse, implicarían una inversión de hasta 7.000 millones de dólares a medio plazo.

TURISMO. Colombia presenta un gran potencial para desarrollar un sector que es considerado como “el nuevo petróleo de Colombia”, debido a que es una opción viable y sostenible.

Actualmente, el Ejecutivo de Iván Duque está desarrollando el Plan Sectorial de Turismo 2018-2022, con un presupuesto cercano a los 500 millones de euros.

Una de las grandes apuestas de esta política consiste en aumentar a seis millones la entrada de turistas extranjeros para 2022, lo que, junto con otras acciones, serviría para cuadruplicar el aporte del turismo al PIB hasta suponer el 5,7%.

INFRAESTRUCTURAS. Dentro del Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2018-2022 se contempla una inversión total en materia de infraestructuras de transporte para este período de 30.000 millones de euros. La apuesta del Gobierno es la de potenciar la red fluvial y férrea y mejorar la eficiencia del transporte para mejorar los costes logísticos.

El nuevo PND recoge las líneas del Plan Maestro de Transporte Intermodal (PMTI) 2015-2035 para aumentar la competitividad y la integración territorial del país. Su desarrollo tiene un coste anual aproximado de unos 3.000 millones de euros y prevé la intervención en 31 aeropuertos, cinco vías férreas, 52 proyectos en sistemas de integración y 101 en redes básicas.

 

Amplia presencia

 

El mercado colombiano ha ofrecido numerosas oportunidades de negocio a nuestras firmas durante los últimos años. “Colombia se caracteriza por su espíritu emprendedor, por su capital humano altamente cualificado y su dimensión y diversidad geográfica”, recalca la consejera económica y comercial de la Embajada española, Elisa Carbonell.

Se trata de un país de renta media, que con 50 millones de habitantes, presenta la segunda población hispanohablante más numerosa del mundo y ha sabido mantener un crecimiento sostenido que ha permitido incrementar su clase media.

Asimismo, Colombia es una interesante plataforma para abordar la región, dada su estratégica ubicación geográfica y la amplia red de acuerdos comerciales de la que dispone.

Los sectores que han disfrutado de un mayor impulso, tanto por el apoyo del Gobierno como por la iniciativa privada, coinciden con aquellas actividades en las que las empresas españolas son líderes mundiales, como las energías renovables, las infraestructuras, el turismo o la agroindustria, así como el sector de los servicios.

Ejemplos de ello los encontramos en grandes enseñas como TelefónicaGrupo PrisaVocentoBBVABanco Santander Repsol o Acciona.

Pero también han sido muchas las firmas españolas de menor tamaño que han sabido acceder a este mercado para desarrollar su actividad, como Cuatrecasas, InformaGrupo Ilunion o Atrevia.

S2GROUP. Esta compañía especializada en ciberseguridad digital ha hecho de Colombia una de sus principales sedes en el exterior, apoyando al resto de centros del grupo en la región.

Desde su implantación allí hace más de cinco años, ha conseguido ofrecer sus servicios especializados a varias de las empresas más relevantes, especialmente en los ámbitos de las infraestructuras críticas y en los sectores energético, bancario e industrial.

Su director general en la región, Enrique Fenollosa, resalta que el mercado colombiano de tecnología es complejo, pero cuenta con un gran potencial de crecimiento. “Frente a lo que se pueda pensar”, abunda el directivo, “los actores locales están bien consolidados y existe una multitud de pequeños prestadores de servicios, por lo que existe una dura competencia a todos los niveles”.

“Todo ello desemboca en un mercado muy diverso, con necesidades muy sofisticadas en unos casos y escaso presupuesto para implementar tecnología en otros”, comenta Fenollosa.

Precisamente una de las principales dificultades a la que se enfrenta esta empresa es la escasa percepción de los riesgos, lo que conlleva una reducida asignación de presupuestos para la protección ante incidentes cibernéticos.

“En nuestro caso, la apuesta por el país es clara”, subraya el director, que destaca además que a principios de año cambiaron de sede para hacer frente a un elevado margen de crecimiento.
JAVIER GARCÍA CUESTA

 

 

 

Documentación

 

Informe Económico y Comercial. Colombia 2020 
Ed. Ofecomes Bogotá, marzo 2020, 49 págs., en español

Ficha País. Colombia
Ed. ICEX, febrero 2020, 2 págs., en español