Menú
CC.OO. responsabiliza a las peores condiciones laborales de que las trabajadoras ganen casi 4.500 euros menos que sus compañeros.
Las españolas deberían ganar 4.341 euros más para igualar su sueldo medio (23.301 euros) al de los empleados masculinos (27.642). Sin embargo, esta diferencia salarial entre sexos es la menor en 15 años registrada por el sindicato Comisiones Obreras (CC.OO.) en sus informes anuales sobre brecha salarial. Estos estudios se elaboran como anticipo al Día Europeo de la Igualdad Salarial que se celebra el próximo 22 de febrero.
El análisis, titulado “Con más avances sin brechas”, argumenta que la distancia remunerativa se ha ido reduciendo al irse incrementando el salario mínimo interprofesional, y destaca que las diferencias siguen existiendo porque las trabajadoras cuentan con peores condiciones laborales, acumulando el 75% de los contratos a tiempo parcial que se realizan en nuestro país, y solo el 44% de los trabajos a tiempo completo. Según el sindicato, soportan una mayor tasa de temporalidad, y tienen menor inserción laboral y de inferior duración. De hecho, el estudio recoge que, si las asalariadas trabajaran a jornada completa con la misma frecuencia que los hombres, la diferencia retributiva se reduciría un 70%.
El informe también señala que las mujeres “siguen teniendo dificultades para los ascensos y promociones a puestos de responsabilidad, lo que limita sus posibilidades de mejora salarial”. Según datos del INE, la proporción de mujeres en cargos directivos como directoras o gerentes fue del 34,8% en 2023.
Según explica el estudio de CC.OO., el salario base es la parte más importante del sueldo, y explica el 55,3% de la brecha retributiva, mientras que los complementos salariales concentran algo menos de la mitad (39,4%) de la diferencia en la nómina entre hombres y mujeres. Estos suplementos en la remuneración son otorgados con criterios “discrecionales”, sobre todo en los puestos directivos, y benefician “menos” a las mujeres, concluye el informe. En otros casos, se retribuyen aspectos “masculinizados” del trabajo, como el esfuerzo físico, la nocturnidad o la disponibilidad horaria; mientras que no se retribuyen otros detalles “feminizados” del trabajo, como pueden ser la atención, precisión o la resistencia, explica.