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Este es el primer estándar internacional que vela por la equiparación entre hombres y mujeres, así como el empoderamiento femenino en las empresas.
La Organización Internacional de Normalización (ISO) ha sido la encargada de elaborar y poner en marcha la norma ISO 53800 con la colaboración de más de 100 personas expertas, 60 países y 6 organizaciones. Se trata de un conjunto de medidas que promueven la equidad y tratan de garantizar la igualdad de oportunidades entre los integrantes de cualquier compañía, corporación, entidad o institución, independientemente de su sexo.
España ha participado activamente en su elaboración. Lo ha hecho a través del Comité Técnico de Normalización CTN-UNE 194, que ha liderado la directora general de STANPA y presidenta de la Comisión de Igualdad de CEOE, Val Díez.
Precisamente, ha sido la propia UNE la encargada de su publicación tras liderar un proceso de traducción para los más de 500 millones de hispano hablantes en todo el mundo. Esta ya había sido publicada previamente en inglés y francés.
La ISO 53800 promueve la comprensión global y la implantación de la igualdad de género, respalda la creación de culturas inclusivas y equitativas, fomenta la paridad como cuestión fundamental de derechos humanos y ayuda a las organizaciones a cumplir las obligaciones legales en esta materia.
Va dirigida tanto a las entidades que abordan la igualdad por primera vez como a las que llevan tiempo tratando estas cuestiones. Además, abarca todas las esferas: la pública y la privada, y a todas las organizaciones, independientemente de su tamaño, sector o nivel de integración de la igualdad.
El objetivo de la norma pasa por proporcionar una orientación práctica para evitar las desigualdades y apostar por la equidad teniendo en cuenta su negocio y actividad principal.
Por este motivo, contempla directrices, herramientas, buenas prácticas y otros recursos para ayudar a las empresas e instituciones a evaluar su situación actual e identificar barreras y oportunidades.
Se trata de un conjunto de procesos pensados para ser implementados en 4 áreas de la empresa o institución: organización interna, actividad e inversiones, relaciones externas y comunicación interna y externa.
Algunos datos recogidos por el INE avalan la necesidad de un estándar de estas características. Por ejemplo, el que hace referencia a la tasa de actividad masculina y femenina. Si bien la de ellos representa el 80%, la de ellas es significativamente inferior y representa el 71% de las mujeres en edad de trabajar.