Así pueden calcular las empresas su huella de carbono
05/04/2024
Sostenibilidad | ICEX-CECO | Formación
Conocer el origen y la magnitud de las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de cada entidad es el punto de partida para saber cómo reducirlas y poder luchar así contra el cambio climático.
La huella de carbono de una organización mide la totalidad de gases de efecto invernadero (GEI) emitidos de manera directa o indirecta provenientes del desarrollo de su actividad. Calcularla permite obtener el punto de referencia básico para el inicio de actuaciones de reducción de consumo de energía y para la utilización de recursos y materiales con mejor comportamiento medioambiental.
Las emisiones de gases de efecto invernadero por parte de las empresas se agrupan en tres clases o alcances, atendiendo al grado de control que tienen sobre las mismas. En el alcance uno se incluye las directas, como por ejemplo las provenientes de la combustión en calderas o vehículos propios; el alcance dos se refiere a las indirectas, asociadas a la generación de electricidad adquirida y consumida por la organización; y el alcance tres abarca otras indirectas, como pueden ser los viajes de trabajo por medios externos o el transporte de materias primas.
Para calcular la huella de carbono, hay que multiplicar el “dato de actividad” por el “factor de emisión”. El primero es el parámetro que define el nivel de la actividad generadora de las emisiones de GEI (por ejemplo, la cantidad de gas natural utilizado en la calefacción). Por su parte, el factor de emisión es la cantidad de GEI emitidos por cada dato de actividad, por lo que permite conocer una estimación válida de su impacto medioambiental.
El Ministerio para la Transición ecológica ha desarrollado una serie de herramientas para facilitar esta tarea a las empresas.
No obstante, antes de realizar esta operación se debe definir el periodo para el que se va a calcular, decidir qué áreas se incluirán en la recolección de información, recopilar los datos de actividad correspondientes y buscar los factores de emisión adecuados.
Plan de mejora, el paso siguiente al cálculo de la huella de carbono
Una vez conocida la huella de carbono de la organización, ésta ya puede actuar sobre los GEI que genera y establecer unos objetivos de reducción que se ponen en marcha a través de un plan de mejora.
En este punto, la compañía ya conoce las principales actividades que contribuyen a generar GEI y en qué áreas puede trabajar para conseguir su reducción. En base a las medidas seleccionadas se pueden establecer objetivos cuantitativos para la reducción, que aporten un horizonte claro de las metas que se pretenden lograr.
Para la puesta en marcha del Plan la empresa debe planificar las acciones, estableciendo un calendario y responsables para la implantación de cada uno de los procesos que periódicamente serán revisadas para corregir posibles desviaciones. Además, una buena comunicación interna es clave para sumar el compromiso de los empleados y aumentar la eficacia de todo el proceso.
La importancia del sector agroalimentario
La agricultura es uno de los sectores con mayor protagonismo en la lucha contra el cambio climático. Según explica Leticia Álvarez Alonso, consultora en estrategia de Sostenibilidad, “se estima que la cadena agroalimentaria es responsable de entre el 24% y el 31% de las emisiones de gases de efecto invernadero”.
Buena parte de este impacto medioambiental se concentra en las explotaciones agrícolas, la industria agroalimentaria y la distribución de alimentos. Por ello, considera “crucial que cada actor de la cadena alimentaria conozca su huella de carbono y empiece a elaborar un plan para reducirla, en línea con lo recomendado por los científicos”.
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