31/01/2024
ICEX-CECO | Formación
Comunicar, dar ejemplo, asumir responsabilidades o saber delegar son algunas de las aptitudes de un buen liderazgo en las organizaciones.
Ponerse al frente de un equipo es una labor de gran responsabilidad dentro de las empresas, puesto que una buena gestión permite mejorar la rentabilidad, evita solapamientos y duplicidades entre los trabajadores, genera menor rotación de la plantilla y consigue que el equipo tenga mayor iniciativa, lo que se traduce en más innovación. Así lo explica la Consejera Delegada de ICEX, Elisa Carbonell, en el curso online de Campus ICEX “Liderazgo y gestión de equipos en remoto".
Como relata en el citado curso, para llegar a ser un buen líder “no hay que dejar nunca de aprender y de formarse”. Elisa destaca la importancia de “conocerse a uno mismo para establecer tus puntos fuertes y débiles” a la hora de decidir qué tipo de jefatura se desea. Además, ser “genuino y auténtico” aumenta el impacto sobre los miembros de un equipo. No obstante, hay que tener en cuenta que el estilo de liderazgo debe adaptarse dependiendo de las empresas y proyectos en los que se participe, de las situaciones que vayan ocurriendo o de los distintos tipos de equipo con los que se trabaje.
Para la directora, hay varios elementos clave que debe cumplir un liderazgo que genere confianza, coordinación y motivación. En primer lugar, considera fundamental saber comunicar no sólo con el lenguaje, sino también por la actitud o la postura. En su opinión, ésta debe ser coherente con los mensajes que se traslada a la plantilla, porque si no se pierde credibilidad.
Los elementos fundamentales de una buena comunicación son la escucha activa, la empatía y la asertividad. El primer factor significa esforzarse por escuchar, algo que se traduce en no terminar las frases de los demás o no interrumpir, por ejemplo. Esperar a que tu interlocutor acabe de hablar y preguntar más, permite obtener una mayor cantidad de información.
Con empatía, Carbonell se refiere a “poder detectar en cada momento lo que sienten los demás y saber qué están esperando de ti”. Este elemento se desarrolla mediante la observación y la escucha activa y ayudará a comprender las motivaciones y expectativas del equipo que se está gestionando.
Por último, define la asertividad como “hablar con claridad”, de tal manera que se expresen las opiniones o sugerencias de forma honesta, pero no agresiva. “Es importante no juzgar y siempre mantener la curiosidad, porque tu realidad no tiene por qué ser la misma que la de tu interlocutor”, sentencia Carbonell.
Pero la comunicación tiene que venir acompañada de otros elementos, como asegura la experta. El primero de ellos es liderar con el ejemplo, porque un líder no puede exigir a su equipo cosas que él mismo no está dando.
Por otra parte, los “jefes” tienen que ser autoportantes, es decir, sostener su propio peso siendo auténtico y dando la cara sin trasladar esa carga a otro. Enfrentar conflictos cuando haya que solucionarlos o dar feedback son algunas de las tareas que se tienden a procrastinar, pero que el líder debe realizar.
Por último, los responsables deben saber delegar, que es un buen camino para generar confianza en un equipo. Sin embargo, para conseguir este objetivo las tareas que se encomiendan deben ser importantes y no solo administrativas. Confiar en otros es también una herramienta que sirve para gestionar el tiempo de los líderes, porque cuando se asumen todos los cometidos, se puede producir una situación de desbordamiento de esa persona y que lo urgente ‘se coma’ a lo importante.
Si quieres conocer más buenas prácticas para realizar con éxito labores de responsabilidad, puedes inscribirte en el NOOC de ICEX sobre liderazgo y gestión de equipos en remoto.