Alberto Bravo y Pepita Marín siempre habían soñado con crear su propia empresa, pero nunca creyeron que la oportunidad les llegaría recién licenciados, tras un viaje a Nueva York, cuando vieron a una chica joven y moderna haciendo punto en el metro. En ese momento, tuvieron la idea perfecta para emprender: crear kits de lana con todo lo necesario para tejer una prenda. Así daba su primera puntada esta pyme multinacional.

Corría el año 2009, cuando la crisis económica era un hecho y conseguían su primer empleo. Tras obtener un premio universitario y un crédito de Enisa, se lanzaron a desarrollar su idea, un e-commerce que hoy factura 10 millones de euros y tiene en los mercados internacionales a sus principales clientes, que exhiben y comparten en redes sociales su experiencia con lana y agujas. Y es que Internet ha dado una oportunidad a una afición tan antigua como el mundo, convirtiéndola en un negocio del siglo XXI.

Con dos almacenes, uno en Alemania y otro en Estados Unidos, y una enorme inversión en tecnología, We Are Knitters echa ahora la hebra al continente asiático, mientras se plantea crear sus propias tiendas físicas.
 

*La grabación y edición de este reportaje se realizaron con anterioridad a la declaración de pandemia del COVID-19.