Francia y España: destinos paralelos

15/10/2014

Dentro de las muchas definiciones de economía que existen, que creo son claras, ajustadas y pertinentes, dos de ellas me parecen el marco perfecto para este artículo: “la economía es el reflejo de un estado de ánimo” y “la economía es la búsqueda interminable del equilibrio”.

¿Por qué ambos conceptos?

Porque la actividad y su orientación a la creación de riqueza pasan por períodos o épocas: la duración de los ciclos económicos es cada vez más corta, como el resto de los ciclos humanos, dada la evolución en el entorno tecnológico, de comunicaciones, etc.

 

El refranero es muy sabio y dice, entre otras cosas, “días de mucho, vísperas de nada” o “quien puede uno puede ciento”, definición de lo que estamos observando a nuestro alrededor.

Francia está asistiendo a una deceleración (que no es un freno y marcha atrás) de su actividad económica en general, más acentuada en ciertos sectores e influida o provocada por varios factores como son la pérdida de competitividad internacional, un consumo en recesión por parte de mercados internacionales clásicos y del propio mercado interno, y un marco que no ofrece todos los incentivos necesarios a la inversión. También influyen en esta evolución una cierta rigidez en el mercado de trabajo, así como unos costos difíciles de compatibilizar con unos productos o servicios competitivos, aunque con un muy alto nivel de calidad mundialmente reconocido.

En definitiva, el país vecino está sufriendo los mismos síntomas que ha sufrido España, probablemente no en el mismo grado ni del mismo modo, pero con consecuencias similares. 

“Esta crisis económica en Francia supondrá una reducción de las importaciones y un aumento del consumo de productos franceses”

Esta ralentización de la actividad, si se trata con toda una serie de medidas flexibilizadoras a nivel normativo, fiscal, laboral o administrativo y de incentivo de la inversión y del consumo, durará mucho menos pero, entre tanto, el comercio entre ambos países, que había cambiado su signo a favor de España en 2012, irá recuperando el equilibrio o podrá cambiar de nuevo de signo en tanto en cuanto la capacidad consumidora de España siga creciendo y la de Francia esté estancada. No en vano, la relación entre los dos países es muy fuerte, Francia es el primer cliente y segundo proveedor de España que, a su vez, es el quinto cliente y sexto proveedor del país vecino. Así, sus destinos están más que sellados por la proximidad y lo que afecta a uno acaba teniendo repercusión en el otro.

En definitiva, esta crisis económica en Francia supondrá una reducción de las importaciones y un aumento del consumo de productos franceses, siempre que el consumidor vea que ello supone una ventaja en el balance costo/calidad.

Pero atención al funcionamiento de las economías de nuestro entorno: cada vez es más difícil que las decisiones tomadas unilateralmente obtengan los resultados esperados si en nuestro ámbito económico no se camina en la misma dirección.

En cuanto a las inversiones españolas en Francia, su evolución será previsiblemente al alza, como ocurre en todas las regiones del mundo. Europa no es la prioridad, pero Francia está al lado, forma parte del mercado “interior” europeo y es una plataforma para determinadas regiones del mundo, especialmente si se producen movimientos de flexibilización del mercado laboral y de optimización de la producción de bienes y servicios, guardando, eso sí, los niveles de calidad de estos outputs y sin erosionar gravemente el nivel social y económico de la ciudadanía, elemento básico y pilar de los principios en los que se basa el edificio de la República Francesa.
DOMINGO SAN FELIPE, PRESIDENTE DE LA CHAMBRE (CÁMARA FRANCO-ESPAÑOLA). La Chambre, que cumplió 120 años el pasado 28 de mayo, cuenta con más de 500 empresas asociadas. 

 

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