Actualmente, empresas de todo tipo están lidiando con problemas que van desde el aumento de la inflación hasta los conflictos en Europa y los nuevos confinamientos en China.
Pese a no contar con un importante grado de contagio dentro de sus fronteras, Myanmar se enfrenta a unas consecuencias económicas inciertas que podrían afectar a los intereses de las empresas españolas en el país.
Desde el año 2011, Myanmar se encuentra en un proceso de transición en su modelo social, de uno de corte militar, oligárquico y centralizado a uno basado en un sistema democrático y de economía de libre comercio. En el plano económico, Myanmar presenta características estructurales positivas para apoyar un crecimiento económico potencial de entre el 7 y el 8 %, pero adolece de una serie de factores que impiden aprovechar esto para acelerar el desarrollo socio-económico del país, como es un importante déficit en infraestructuras, la necesidad de reformas económicas integradoras y la existencia de conflictos étnico-territoriales en diferentes zonas del país- con especial referencia a la crisis de la etnia rohingya por su crudeza.
El Ministerio de Comercio del país asiático ha autorizado a las ‘joint-ventures’ entre locales y extranjeros y a empresas de capital 100% foráneo a desarrollar su actividad económica en los sectores de la venta minorista (‘retail’) y mayorista (‘wholesale’). La medida entró en vigor el pasado 9 de mayo.
La Comisión de Inversiones del país asiático (Myanmar Investment Commission, MIC) abre su sector de la educación a las inversiones de capital foráneo y permite, desde el 20 de abril, que se puedan constituir escuelas privadas con un 100% de recursos procedentes del exterior del país.