País

Gabón

Sólo dos versos de una estrofa muy conocida en la tradición élfica:

Tres Anillos para los Reyes Elfos bajo el cielo
Siete para los Señores Enanos en palacios de piedra.
Nueve para los Hombres Mortales condenados a morir.
Uno para el Señor Oscuro, sobre el trono oscuro
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.
Un Anillo para gobernarlos a todos.
Un Anillo para encontrarlos,
un Anillo para atraerlos a todos y atarlos en las tinieblas
en la Tierra de Mordor donde se extienden las Sombras.

Gandalf hizo una pausa y luego dijo lentamente, con voz profunda:

-Este es el Dueño de los Anillos, el Anillo Unico que los gobierna. Este es el Anillo Unico que el Señor Oscuro perdió en tiempos remotos, junto con parte de su poder. Lo desea terriblemente, pero es necesario que no lo consiga.

Frodo se sentó en silencio, inmóvil: el miedo parecía extender una mano enorme, como una vasta nube oscura que se levantaba en oriente y que ya iba a devorarlo.

-¡Este anillo! -farfulló-. ¿Cómo rayos vino a mí?