El país asiático fue uno de los que mejor contuvo la pandemia del COVID-19 en 2020, logrando alcanzar un crecimiento del PIB del 2,9%, uno de los más elevados del mundo. Sin embargo, dos intensas olas de contagios en 2021 provocaron una desaceleración hasta el 2,6%, obligando a modificar la estrategia de tolerancia cero contra la pandemia para pasar a una política más flexible de reapertura gradual.
Vietnam venía de tres décadas (1990 a 2020) con un crecimiento medio del 6,7% anual, lo que le permitió lograr el estatus de país de renta media-baja ya en 2010. Desde la Ofecomes en Ho Chi Minh City se afirma que “la economía se acelerará en 2022 por la reapertura tras la pandemia, la deslocalización de empresas manufactureras desde China (e incluso desde otros países como Tailandia), y la entrada en vigor de nuevos acuerdos comerciales como el RCEP (ver artículo en El Exportador) y la consolidación del Acuerdo con la UE”. Según el FMI, podría crecer por encima del 6% a medio plazo.
Según el FMI, en 2020 el estímulo fiscal para combatir la crisis sanitaria fue muy reducido en comparación con los países desarrollados, solamente del 1,7% del PIB, centrándose sobre todo en el aplazamiento de impuestos y en el incremento de las partidas sanitarias. Por ello, cuando la situación empeoró de forma súbita en 2021, el país pudo contar con un mayor margen de maniobra desde el punto de vista fiscal.
Recientemente, el Gobierno ha presentado un nuevo programa de estímulo, valorado en más de 13.000 millones de euros, que incluye un mayor gasto en infraestructuras, con un volumen superior a los 4.000 millones de euros, así como un recorte fiscal (varios tipos de bienes y servicios tendrán una tasa de IVA reducida del 8%, en lugar del 10% actual, para el período febrero-diciembre de 2022). De cualquier forma, el impacto sobre la sostenibilidad de las cuentas públicas será limitado.
Actualmente, la economía mantiene un cierto grado de industrialización (34% del PIB) y está razonablemente bien diversificada e internacionalizada, si bien el desarrollo de no pocos sectores es aún reducido.
Uno de los aspectos a tener en cuenta es la vigencia de un modelo económico en el que la iniciativa privada convive con un importante protagonismo de las empresas públicas en muchos sectores.
Por otra parte, su nivel de renta y desarrollo se encuentra aún muy lejos del de otros países del Sudeste Asiático. Así, a pesar de tener una población que supera los 100 millones de habitantes, el tamaño de su PIB es todavía relativamente reducido (366.400 millones de dólares en 2021).
Ahora bien, precisamente por ello, el país dispone todavía de un gran margen pare seguir creciendo a tasas elevadas, aprovechando los reducidos costes de su mano de obra, el gap tecnológico y la continuidad del proceso de reformas.
Además, el creciente consumo interno también favorece el dinamismo económico. Aunque la renta per cápita es aún modesta, la incipiente clase media está generando, cada vez más, una importante demanda de bienes de consumo y de ocio.
Vietnam es un país muy abierto al exterior gracias a su potente sector manufacturero y a la intensa inserción de su sector industrial en las cadenas de valor internacionales como plataforma de fabricación intermedia. Su tasa de apertura comercial registró en 2021 un espectacular 183%.
A las exportaciones más tradicionales (petróleo, pescado y mariscos, café y otros productos agrícolas, confección y muebles) se unen exportaciones de tecnología media cada vez más significativas debido al interés de la inversión extranjera en la implantación de factorías de electrónica en el país.
En cuanto a las importaciones, destacan los componentes electrónicos, con cerca de un tercio de las compras, seguidos de los productos textiles, con un 10%.
El auge de la demanda internacional de productos electrónicos durante la pandemia ha sido muy favorable para Vietnam, y clave para registrar una evolución muy positiva de su balanza comercial y saldos favorables por cuenta corriente.
La apertura al exterior no impide, en todo caso, la existencia de ciertos inconvenientes, resaltados por la OMC, que ha instado recientemente al Gobierno a reducir aún más los trámites burocráticos y aumentar la transparencia de los procedimientos administrativos.
En las últimas décadas, Vietnam ha atraído un importante volumen de inversión extranjera (IED), favorecido por varios factores: estabilidad política, perspectivas de crecimiento de su economía, salarios reducidos, disciplina y capacidad de aprendizaje de la mano de obra, bajos costes de la electricidad y la proximidad a los mercados de China, Japón y Corea del Sur.
Un elemento añadido para la llegada de IED lo constituye la posibilidad de utilizar el país como plataforma exportadora gracias a su apertura comercial y a los tratados comerciales que tiene firmados. El Acuerdo del RCEP no va a hacer sino intensificar este tipo de ventaja comparativa.
El sector manufacturero es el principal destinatario del capital foráneo invertido, con casi dos tercios del total. En un primer momento, producía y exportaba principalmente productos textiles, calzado y muebles. Pero, posteriormente, el protagonismo ha ido deslizándose hacia industrias con cierto componente tecnológico, como teléfonos móviles, ordenadores, impresoras, aparatos de radio, etc.
En relación con los grandes sectores clave de la economía, como la banca, las telecomunicaciones o la electricidad, conviene señalar que las empresas de propiedad estatal tienen aún un papel predominante en ellos, por lo que la OMC ha solicitado a las autoridades una relajación de los límites máximos de capital extranjero para poder explotar plenamente su potencial. En el sector de infraestructuras de transporte, no obstante, es bienvenido el marco regulador de los PPP como fuente clave de financiación.
Con anterioridad a la pandemia, la IED en términos netos superaba los 16.000 millones de dólares, lo que suponía el 5% del PIB. En 2019, se otorgaron más de 3.000 licencias para proyectos de inversión nuevos. Lógicamente, en los dos últimos años estas cifras se vieron reducidas de forma importante, pero se han mantenido cercanas a los 12.000 millones de dólares.
Los principales países inversores en el país están encabezados por Corea del Sur, seguida de Singapur, China, Japón, Hong Kong y Taiwán. Entre los países occidentales, destaca EE. UU en primer lugar, seguido del Reino Unido, Australia y Alemania.
Hay que reconocer que las relaciones bilaterales, aunque cordiales, son escasas. De hecho, Vietnam mantiene relaciones más estrechas con otros miembros de la UE, como Francia, Italia o Alemania, por ejemplo.
En el capítulo económico y comercial, España exportó en 2021 bienes y servicios al país asiático por valor de 462 millones de euros, mientras nuestras importaciones alcanzaron los 2.804 millones. Aunque las ventas españolas aumentaron un 4% con respecto a 2020 -a pesar de la pandemia-, los datos confirman el tradicional déficit comercial de nuestro país con Vietnam.
Bien es cierto que exportamos, cada vez más, bienes y servicios de mayor valor añadido, en los que destacan, en primer lugar, las manufacturas de hierro, seguidas de productos farmacéuticos, pigmentos y preparaciones alimenticias.
La IED española está representada por unas 60 empresas implantadas con proyectos de inversión, que van desde la oficina de representación, pasando por la delegación comercial, hasta la implantación productiva. Sin embargo, hay que subrayar que mucha inversión se canaliza a través de empresas radicadas en Hong Kong y Singapur y no se ve reflejada en las estadísticas.
Las empresas interesadas en invertir en Vietnam deben tener en cuenta que existen ciertas barreras, como por ejemplo en el sector farmacéutico, que está sujeto a controles o trámites burocráticos complejos. Otra de las trabas se encuentra en los plazos y requisitos exigidos para obtener las licencias necesarias. Por último, resulta también complicado cumplir con los trámites para conseguir permisos de trabajo.
Los dos países tienen firmado un Convenio de Doble imposición, vigente desde 2006. Por su parte, el APPRI, en vigor desde 2011, será sustituido por el Acuerdo de Protección de Inversiones (API) firmado por la UE en 2019 cuando sea ratificado por todos los Estados miembros. España lo ratificó el pasado mes de enero de 2022.
MANUEL JAVIER ARCE
Ed. The Economist Intelligence Unit (EIU), abril 2022, 37 págs., en inglés
Estudios de mercado destacados
El mercado de las energías renovables en Vietnam
Ofecomes Ho Chi Minh City, ed. ICEX, diciembre 2022, 56 págs., en español
Ofecomes Ho Chi Minh City, ed. ICEX, octubre 2021, 8 págs., en español
El mercado de las conservas de pescado, marisco y vegetales en Vietnam
Ofecomes Ho Chi Minh City, ed. ICEX, septiembre 2021, 83 págs., en español
El mercado de la distribución de alimentos y bebidas en Vietnam
Ofecomes Ho Chi Minh City, ed. ICEX, septiembre 2021, 63 págs., en español
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