Qué es el riesgo-país y cómo puede influir en la internacionalización de las empresas

07/12/2023

Comercio exterior | Internacionalización | ICEX-CECO


El riesgo-país mide los factores de inestabilidad que pueden encontrar las empresas en los mercados donde quieren internacionalizarse. Valorar este parámetro puede ser decisivo a la hora de elegir el país al que dirigirse.

Atender a las contingencias políticas y regulativas existentes en el mercado objetivo es imprescindible para toda empresa que quiera internacionalizarse y, para ello, es necesario fijarse en el riesgo-país. Mauro Guillén, catedrático de Dirección Internacional de la Empresa en la Universidad de Cambridge, define este concepto como “la posibilidad de que en el futuro se produzca una eventualidad o se materialice una tendencia adversa a los intereses de la compañía debido a factores de todo tipo”. Así lo explica Guillén en el curso online gratuito de Campus ICEX “Estrategia de internacionalización de la empresa”.

Las posibles dimensiones del riesgo-país en términos de incertidumbre pueden dividirse en: factores administrativos, regulativos, políticos, económicos, o sociales y culturales. 

Los factores administrativos se refieren a la actuación de la Administración pública en el curso normal de sus competencias. Un aspecto muy frecuente es el retraso de las decisiones administrativas, que puede afectar negativamente a las operaciones de la empresa.

En cuanto a los factores regulativos, el gobierno del país de destino puede revisar o no aplicar uniformemente las cuestiones operativas de la empresa en términos como, por ejemplo, un cambio en los requisitos de exportación, en los tipos de divisas aplicables o modificando los precios regulados.

Los factores políticos se refieren, por su parte, a la posibilidad de que los poderes ejecutivo, legislativo o judicial puedan cambiar las condiciones legales u operativas de la empresa por motivos políticos internos, externos o de relación entre los países de origen y destino. Un cambio de gobierno o de régimen político puede provocar importantes consecuencias en términos de riesgo-país.

En el caso de los económicos, hay que distinguir entre factores macro, que se producen por cambios inesperados en el ciclo económico que puedan cambiar radicalmente las perspectivas de beneficio de la empresa; y factores micro, como la entrada inesperada de nuevos competidores o la consolidación de grandes compradores que alteren la estructura del sector.

Por último, los factores sociales se refieren a posibles cambios inesperados en el ámbito social o cultural que puedan afectar a las características de la demanda de los productos o servicios ofrecidos por la empresa.



Un dilema entre la fase de negociación y la fase operativa

Lo ideal para una empresa es encontrar estabilidad en todos los aspectos comentados anteriormente, puesto que le interesa que las condiciones del mercado bajo las que tomó la decisión de acceder no cambien a lo largo de la vida del proyecto. 

En este sentido, Mauro Guillén establece una diferencia entre empresas en mercados regulados y no regulados. En su opinión, las primeras tienen una mayor propensión a exponerse a la inestabilidad normativa que las segundas, aunque recuerda que estas compañías suelen tener mayores capacidades políticas.

En las negociaciones con los responsables políticos existe un dilema básico para las compañías que quieren comenzar a operar en los mercados exteriores, debido al cambio que se produce entre la fase de negociación y la fase operativa. Durante la primera de ellas, se prefiere tener acceso directo a los responsables políticos, reguladores o administrativos que disfruten de poder discrecional. Sin embargo, en la siguiente fase se prefiere lo contrario, es decir, que estos responsables no tengan ningún tipo de discrecionalidad, de tal forma que carezcan de la capacidad para cambiar las condiciones negociadas. 



En todo caso, en opinión de Mauro Guillén, optar por mercados con factores de inestabilidad normativa o política es un arma de doble filo, porque, aunque pueda favorecer en un primer momento, en las fases posteriores existe un mayor riesgo de que los gobiernos con poder discrecional modifiquen las condiciones pactadas inicialmente de tal manera que vayan en contra de los intereses de la empresa. 

Este dilema puede provocar lo que el experto denomina “obsolescencia de las condiciones negociadas”, y recuerda que “la empresa tiene que ser consciente de que toda negociación cerrada con un gobierno puede resultar obsoleta si el ejecutivo cambia de opinión o si hay un cambio de mandatarios”. 

Por tanto, cada compañía debe analizar las intenciones del gobierno, estimar las posibilidades de que este varíe o sea sustituido, examinar su poder de negociación y tener siempre una ruta de salida para poder escapar de situaciones en las que prefiera no estar.

En España, CESCE, la Agencia Española de Crédito a la Exportación, apoya a las empresas a la hora de cubrir los riesgos políticos o comerciales de sus proyectos a nivel internacional, y ofrece asesoramiento e información detallada en su web.

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