México

La crisis hídrica en México ha alcanzado niveles alarmantes, y los fallos en la respuesta de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) están generando preocupación entre académicos y organizaciones ambientales. La entidad gubernamental, encargada de enfrentar esta problemática, se encuentra desprovista de los recursos necesarios y carece de un plan estratégico para abordar los retos que impone la sequía y el cambio climático.

Con el 60% de la superficie afectada por sequías debido a los azotes del cambio climático, millones de mexicanos enfrentan la escasez de agua potable, exacerbada por la contaminación de casi un tercio de los cuerpos de agua. La falta de recursos se evidencia en los recortes presupuestarios anunciados para el próximo año, una disminución del 12,6% con respecto al asignado en 2023. La reducción del bombeo de agua del sistema Cutzamala, anunciada recientemente por la Conagua debido a la falta de lluvias, ha dejado a la capital y otros municipios del Estado de México en una situación crítica. La escasez obliga a que algunos lugares lleven más de un año sin acceso al agua potable, recurriendo a cisternas de agua. México, uno de los mayores consumidores de agua embotellada, enfrenta problemas de regulación estatal en el suministro y la calidad del servicio.

La mala gestión administrativa y las irregularidades en la Conagua se suman a los estragos de la crisis medioambiental. Con más del 60% del territorio en climas áridos o semiáridos, el país es vulnerable a las sequías, agravadas por la contaminación de cuerpos de agua como el Río Santiago, considerado el más contaminado de América Latina. La falta de regulación en las plantas de tratamiento, donde hasta dos tercios no operan según la normativa, causa desastres ecológicos y pone en riesgo la salud de las poblaciones. Los recortes presupuestarios también afectan la capacidad de la infraestructura hídrica para abordar la gestión del agua.

La falta de inspecciones de descargas tóxicas en ríos y cuencas agrava la situación, con una disminución del 65% en las inspecciones anuales desde 2014. Sectores como la minería y la agricultura, grandes consumidores de agua, operan con escasa regulación. Además de la falta de fondos, la Conagua enfrenta críticas por su poca transparencia en la divulgación de datos y problemas técnicos, como el hackeo de su red programática en abril de 2023, que dejó a la institución sin acceso durante casi seis meses.

Expertos enfatizan la necesidad de una mayor inversión y cambios administrativos para revertir la crisis hídrica. Ante la escasez, la contaminación y los desafíos climáticos, el presupuesto anunciado para la Conagua no refleja la urgencia de la situación, lo que subraya la falta de prioridad gubernamental hacia el sector hídrico en comparación con otros.

México requiere una mayor asignación de recursos y cambios administrativos profundos para hacer frente a la crisis hídrica que amenaza con agravarse en los próximos años. El agua debe convertirse en una prioridad nacional para evitar consecuencias catastróficas.