Una visión comprometida del diseño

15/07/2021

 

El medio ambiente y el desarrollo de las comunidades con las que trabajan se han convertido en una prioridad para muchas empresas del sector del hábitat. Sus piezas de mobiliario, iluminación o textil hogar trascienden el diseño para distinguirse también por su sostenibilidad y dimensión social.

 

A lo largo de los últimos años, la sostenibilidad y el compromiso social se han integrado en el ADN empresarial de multitud de firmas españolas del sector del hábitat. En sus proyectos y diseños priman no solo criterios estéticos o funcionales, sino también el deseo de generar un impacto positivo en el entorno y la comunidad, a lo largo de toda la cadena de valor del producto.

Esta filosofía está detrás de las alfombras de GAN y Nani Marquina, y las creaciones de Álvaro Catalán de Ocón, tres ejemplos del potencial transformador, e inspirador, de la industria del diseño.

“Desde los comienzos, la sostenibilidad ha sido el principio que ha impregnado todos los procesos de la marca: desde la fabricación de los productos y la renovación de técnicas artesanales, a la preferencia por los materiales naturales o reciclados”, señalan desde GAN, perteneciente al grupo valenciano Gandía Blasco. Sus alfombras se tejen a mano en la India “por expertos artesanos que utilizan materiales naturales -como la lana, el yute o el algodón-, obtenidos sin sufrimiento animal. Por otro lado, algunas de nuestras colecciones se fabrican íntegramente con materiales reciclados de alta calidad, como el fieltro reciclado o el PET 100% reciclado, en el que las fibras plásticas pasan por un minucioso proceso de tratamiento y regeneración que alarga su vida útil y les da una nueva forma (upcycling)”.

“Es una obligación aplicar lo que esté en tus manos para que tu actividad deje la menor huella ecológica posible”, subraya el diseñador Álvaro Catalán de Ocón, fundador del estudio ACdO. “Intentamos ser coherentes y respetuosos en nuestras decisiones de diseño, y tenemos proyectos como PET Lamp o, el más reciente, Plastic Rivers, que trata de ser un ‘producto manifiesto’ que comunique y genere una perspectiva crítica en torno a un problema ecológico actual como son los residuos plásticos en los ríos”.

Para Nani Marquina, el compromiso con el medio ambiente ha estado siembre muy presente a lo largo de su trayectoria. “Nos aseguramos de que toda la cadena, desde la concepción del diseño a la elección de materiales, procesos y técnicas, sea lo más respetuosa posible con el entorno. En 2013, nos unimos a la bioquímica india Charmaine F. Sharma para apoyar uno de sus principales avances en la lucha contra la degradación del medio ambiente: Eco-wash & Jutex, productos biodegradables y libres de químicos, que hemos incorporado al proceso. Además, utilizamos materiales reciclados y orgánicos en nuestros productos, por ejemplo, PET 100% reciclado en las colecciones de exterior”.

 

Crear valor para las comunidades

 

La implicación de estas marcas va mucho más allá, con una decidida apuesta por el desarrollo social que beneficia también a las comunidades con las que trabajan. En el caso de Nani Marquina, para incentivar la economía local, han puesto en marcha “estrategias para mejorar la vida de los artesanos, con especial atención en la India, Pakistán y Nepal, países en los que producimos. Junto con Ilse Crawford lanzamos la colección Wellbeing, cuyos criterios incluían fibras naturales, sostenibles y locales, hiladas a mano, sin lejía y sin tintes. Estos requisitos hicieron que nuestro equipo se embarcara en un proceso de investigación profundo y comenzara a trabajar con una amplia variedad de materiales”.

“Muchos de nuestros diseños se elaboran con la ayuda de la GAN Women Unit, un proyecto activo desde 2010 que comenzó con un grupo de bordadoras que habían perdido su empleo, a quienes encargamos que trabajasen en Bandas, una nueva colección de Patricia Urquiola”, relatan desde GAN, ahondando en su experiencia en la India. “Patricia adaptó su diseño considerando las habilidades específicas que tenían estas mujeres, para permitirles compaginar su vida familiar y laboral. La GAN Women Unit responde al deseo de promover un enriquecimiento cultural mutuo y, al mismo tiempo, ofrece autonomía económica a las mujeres de esta zona. El objetivo es claro: ayudarles a ganar independencia y poder de decisión mediante un trabajo estable y bien remunerado”.

Para estas empresas, por tanto, sostenibilidad y compromiso social van inequívocamente de la mano, como corrobora Álvaro Catalán de Ocón. “PET Lamp nace como respuesta a un problema ecológico, pero afecta también a una comunidad de artesanos por todo el mundo que, en ocasiones, se encuentran en una posición delicada. El apoyo a los métodos artesanos es siempre una gran labor social, ya que revive largas tradiciones que se van perdiendo. Llevamos trabajando continuadamente con grupos de artesanos, en su mayoría mujeres, de Colombia, Chile, Ghana, Etiopía y Tailandia. Para muchos de ellos, PET Lamp se ha convertido en una fuente de ingresos regulares desde hace ya nueve años, lo que supone para nosotros un orgullo, pero también una gran responsabilidad”.

 

Proceso enriquecedor

 

Esa búsqueda consciente de materiales y técnicas de fabricación respetuosos con el medio ambiente y de una estrategia que genere valor para las comunidades se ha traducido, a su vez, en un elemento enriquecedor para las propias marcas, que han descubierto en esta interacción con el entorno nuevas vías para la creatividad.

“La colaboración con artesanos, en muchos casos de culturas indígenas locales, ha supuesto una fuente de aprendizaje infinita”, comenta Álvaro Catalán de Ocón. “Nos ha permitido tener una visión global sobre las diferentes técnicas de cestería y fibras naturales; pero, sobre todo, de las personas que las utilizan”.

“Todas las innovaciones aplicadas en proyectos de sostenibilidad y cuidado del medio ambiente han significado un paso adelante en nuestro conocimiento y experiencia en la fabricación de productos textiles”, aseguran desde Nani Marquina.

“Actualmente -prosiguen-, nos encontramos trabajando en un proyecto de recuperación de fibras para eliminar los excedentes generados en la producción. Luchamos para cumplir con la estrategia de una economía circular, donde tanto la entrada de materiales vírgenes como la generación de desechos sea lo más ajustada posible. Con ello, concienciamos sobre el hecho de que los recursos son finitos, y eliminamos los residuos del sistema desde el diseño. Creamos alfombras longevas que no participen en el consumo de usar y tirar, y que favorezcan su reciclado”.

La firma GAN también tiene clara su hoja de ruta: “Hemos visto crecer los materiales reciclados como parte de nuestro propio catálogo. Esto ha sido motivado tanto por el deseo de nuestros diseñadores de ser más sostenibles, como por nuestros propios clientes, que quieren sentir que sus compras marcan una diferencia. Incorporamos activamente materiales reciclados y reciclables en nuevos productos, pero también modificamos productos existentes para mejorar nuestra huella sobre el medio ambiente”. En términos sociales, “nuestro compromiso con la India es más fuerte que nunca, algo que hemos podido comprobar durante la última crisis sanitaria. La situación nos ha obligado a flexibilizar plazos y a trabajar de una forma diferente. Nuestra intención es seguir junto a nuestros artesanos, descubriendo nuevas técnicas y adaptándolas al diseño contemporáneo, e incrementar el número de participantes en la GAN Women Unit”.

Un futuro comprometido en el que también hay lugar para sinergias con otros protagonistas del sector, como el proyecto conjunto con el diseñador Álvaro Catalán de Ocón, tal como él mismo describe: “Hace un par de años me contactó la empresa GAN para encargarme una colección de alfombras realizadas con fibra reciclada de botellas PET. Ha sido muy interesante poder realizar un proyecto con una fuerte carga conceptual para una marca como esta”.

“Somos conscientes de que queda mucho por hacer y trabajamos día a día para encontrar nuevas soluciones que minimicen nuestro impacto a largo y corto plazo”, comparten, como reflexión final, desde Nani Marquina.
CHARO ALONSO