
04/07/24
Quizás la expresión “ciudadana del mundo” está pensada para esta empresaria, directiva y líder de una de las alianzas empresariales más importantes del foodtech.
La primera experiencia internacional de Roselyne Chane, directora General de Sanygran y presidente de Food Agri Tech Europe, fue cuando, a una temprana edad, llegó de su país natal, la isla africana de Reunión, para aprender nuestro idioma en España. “En el instituto, elegí como segundo idioma el chino, pero como no había profesor, tuve que estudiar español. Empecé a viajar a España, me enamoré de la tierra y me quedé”, explica.
Según nos cuenta Roselyne, ser descendiente de chinos y vietnamitas, unido a la fortuna de nacer en un territorio llamado Reunión por su mezcla de culturas, fue la clave para triunfar en los departamentos de exportación de empresas españolas: “Uno de los motivos por los cuales fue muy fácil encontrar empleo fue por los idiomas, ya que en 1997 no era tan común hablar cuatro lenguas, y así terminé trabajando en internacionalización de empresas relacionadas con los complementos alimenticios”, explica.
Su carrera dio un giro significativo cuando aceptó capitanear liderar Sanygran, una empresa innovadora en el mundo de la proteína vegetal.
El objetivo de llevar a lo más alto esta compañía en el mundo de la producción plant-based en Europa, trajo consigo otra nueva responsabilidad, ya que actualmente es la presidenta de la asociación empresarial Food & Agri Tech Europe (FATE).
Como directiva, Roselyne ha enfrentado numerosos retos. “En alimentación quizás no se noten tanto las barreras, pero a nivel cultural, a veces en la negociación o en los cierres de contratos, se esperaba a un hombre. Muchas veces, me han pedido firmar con mi jefe, y como yo era la jefa, se quedaban sorprendidos. Es más difícil para un hombre ceder ante una mujer”, cree Chane.
Para aquellas que quieran seguir sus pasos y dedicarse a los negocios internacionales, esta empresaria tiene claros los consejos: “el primero es considerar clave el networking. Y el otro es dejar de tener vergüenza con los idiomas. Son importantes, pero por ejemplo en Asia o países árabes, los interlocutores no hablan perfecto y hacen negocios”, anima nuestra entrevistada.
Conoce más a Roselyne Chane en esta entrevista en vídeo.