Según publica Le Monde, en septiembre de 2019, el presidente francés, Emmanuel Macron, puso en marcha su proyecto para convertir a Francia en un actor líder en el campo tecnológico mundial. Dentro de esta estrategia, Macron considera fundamentales las rondas de financiación para la aparición de “unicornios”.
Entre los objetivos iniciales planteados por el presidente, se encontraba el compromiso de aportar 5000 millones de euros en inversiones institucionales para financiar start-ups o la creación de fondos especializados. Además, el Elíseo esperaba movilizar 20 000 millones de euros hacía el ecosistema francés para finales de 2022.
Estos objetivos están cercanos a cumplirse. Por un lado, en el ámbito institucional, ya se han invertido casi tres cuartas partes de lo comprometido (3500 millones de euros). Por otro lado, al recurrir a terceros inversores, cerca de cincuenta fondos con la etiqueta "Tibi" (en honor a Philippe Tibi, científico francés reconvertido a las finanzas), se han recaudado ya 18 000 millones de euros.
Por ello, el Gobierno ha decidido aumentar sus objetivos. El lunes 7 de junio, el ministro de Economía, Bruno Le Maire, anunció la meta de recaudar 30 000 millones de euros para la French Tech de aquí a finales de 2022.
Para alcanzar este horizonte, no se pedirá más a los inversores institucionales, sino que se ha recurrido a nuevos actores: diez bancos de inversión internacionales, entre ellos Barclays, JPMorgan, Bank of America o Morgan Stanley. Esta elección puede sorprender, ya que, inicialmente, el objetivo del ejecutivo era precisamente evitar que las principales start-ups francesas pasasen a estar controladas por capital extranjero.
La “misión Tibi”
Para llegar al compromiso adquirido de aportar 5000 millones de euros de inversores institucionales, Macron se apoyó en un informe entregado en julio de 2019 por Philippe Tibi.
La “misión Tibi” tiene previsto seguir informando a las compañías de seguros francesas sobre sectores como la biotecnología, la tecnología médica, los semiconductores, el almacenamiento de energía, la movilidad, el medio ambiente, etc., en los que las start-ups francesas podrían desempeñar un papel importante.
Philippe Tibi no ve inconveniente en que la financiación sea extranjera, como, por ejemplo, que un fondo como el japonés SoftBank lidere la ronda de financiación de 500 millones de dólares de la start-up francesa Contentsquare, aunque le gustaría que los fondos franceses mantuvieran una "masa crítica" en las empresas emergentes francesas.
Para Tibi, el objetivo principal es hacer de París un centro internacional de inversión en tecnología. “Para ello, no debemos tener miedo de utilizar el talento y el capital extranjero, ya sea de Estados Unidos, Asia u Oriente Medio. Sin ellos, será más difícil y más lento". Desde su punto de vista, Francia es ya el centro neurálgico de las inversiones tecnológicas en Europa.
En su informe, Philippe Tibi también recomendaba la creación de un mercado bursátil parisino capaz de apoyar la escena tecnológica francesa, actualmente poco representada en el CAC 40. Lejos de darse por vencido, cree que los pasos dados en el último año y medio han acercado a la bolsa de París a este objetivo.
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