Así, el pasado julio, la compañía polaca de petróleo y gas, PGNiG, ya anunciaba la inminente puesta en marcha de un programa destinado a la construcción de 2000 instalaciones de producción de biometano en los próximos diez años. Estas fábricas son similares a las plantas de biogás, pero incluyen una mejora: no solo producen el gas, también lo purifican al eliminar el dióxido de carbono.
PGNiG estima que la producción potencial de biometano en Polonia es de 8000 millones de metros cúbicos anuales, de los cuales, 4000 millones serían producidos en plantas de biogás. A lo largo del año se consumen más de 18 000 millones de metros cúbicos de gas en Polonia, de los cuales, solo 4000 millones son producidos en el país. Si se consiguiera aumentar la producción nacional a 8000 millones, se podría satisfacer la mitad de la demanda nacional de manera endógena. Debido a que cada vez más edificios residenciales en Polonia optan por el gas en vez de por el carbón carbón, el ahorro sería considerable. En Polonia existen más de 300 instalaciones, entre las que se incluyen 103 plantas de biogás agrícola, 109 adheridas a instalaciones de tratamiento de aguas residuales y 97 en vertederos. Desafortunadamente, el número de instalaciones de biogás ha crecido muy lentamente hasta el momento y, pese a tener un potencial muy alto para su producción, no se ha aprovechado.
También hay más de 1700 instalaciones de tratamiento de residuos y cada una de ellas podría tener una planta de biogás, ya que este se produce a partir de desechos orgánicos, como, por ejemplo, los residuos de la industria alimentaria. Esto implica que también se podrían construir plantas de producción junto a las fábricas del sector alimentario.
Hasta hace poco, la mayoría de las instalaciones de biogás eran proyectos acometidos por inversores con un capital reducido. Ahora, grandes actores como PGNiG y PKN Orlen están dispuestos a invertir en este campo.
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