Costes de establecimiento

A pesar de la compleja coyuntura actual, tras cinco años de crecimiento económico negativo, Angola tienen un enorme potencial de crecimiento y de hecho, entre los años 2002 y 2008 fue el país del mundo que más creció (22,6% en 2007). Dispone de importantes riquezas naturales (petróleo y gas, minerales, agrícolas y pesqueras), unido a la necesidad de acometer cuantiosas inversiones, tanto públicas como privadas, para la reconstrucción del país y de su aparato productivo.

El país ha mantenido la estabilidad política desde la firma de la paz en el año 2002. Tanto las elecciones generales celebradas en 2012 como en 2017 transcurrieron pacíficamente lo que confirma la estabilidad política. El Presidente, João Manuel Gonçalves Lourenço, ex ministro de defensa, es presidente por primera vez desde 2017 sucediendo a José Eduardo dos Santos, que llevaba dirigiendo la nación desde 1979.

El país depende en gran medida del precio del crudo al ser su principal fuente de recaudación, suponiendo aproximadamente un 96% de las exportaciones. Con la caída del precio del petróleo a finales de 2014, disminuyeron los ingresos y la entrada de divisas en el país, afectando al flujo de importaciones y a la actividad económica en todos los sectores. Aunque esta situación ha mejorado, siguen existiendo algunas dificultades para transferir divisas al exterior.  No obstante, la caída del precio del petróleo a finales de 2014 ha supuesto una disminución de ingresos y una menor entrada de divisas en el país, lo que continúa afectando al flujo de importaciones, así como a la actividad económica en todos los sectores.

En consecuencia, en 2015 Angola entro en recesión, arrojando desde entonces un crecimiento negativo del PIB. En 2019, según el FMI, la variación del PIB fue de -0,9%. Aunque fue un crecimiento negativo, se estimaba una leve recuperación de la economía, la cual se vio frenada en 2020 tras el estallido de la pandemia del COVID-19. Asimismo, la pandemia ha provocado la salida de empresas y personal extranjero del país. Desde diciembre 2018, las finanzas públicas y la economía angoleña están condicionadas por el Programa Financiero firmado con el FMI, Este programa impone una enorme disciplina financiera, que el gobierno angolano está cumpliendo de forma ortodoxa, lo que provoca una disminución del gasto público, y un lento desarrollo de la actividad económica (el sector público representa más del 70% de la economía en Angola).             

Desde un punto de vista bilateral, España y Angola siempre han mantenido buenas relaciones. Dada la proximidad existente entre Portugal (primer socio comercial de Angola) y España, el producto español tiene una buen imagen en Angola.

Algunas de las principales ventajas para la implantación de empresas españolas son las siguientes:

1) En Angola existen oportunidades en todos los sectores, al tratarse de una economía en vías de desarrollo. No existe apenas producción local (aparte de la incipiente producción de alimentos procesados y algunos materiales de construcción) y  prácticamente todos los bienes de consumo se importan. Es un país con una población mayoritariamente joven y con una pequeña clase media emergente. También existe un segmento de población localizado principalmente en Luanda con alto poder adquisitivo.

2) El gobierno ha puesto en marcha el PRODESI (Programa de apoyo a la producción, diversificación de las exportaciones y sustitución de las importaciones) para apoyar la producción local;

3) El país cuenta con recursos propios derivados de la explotación del petróleo y otros recursos naturales como los diamantes, lo que le ha permitido llevar a cabo las inversiones en infraestructuras sin depender excesivamente de financiación exterior hasta el momento.

4) El idioma, la cultura y los gustos guardan una gran similitud con España.

5) El contacto con un socio local influyente en el país puede abrir muchas puertas.

En lo que respecta a la facilidad para hacer negocios según el ranking Doing Business del Banco Mundial, que mide objetivamente las normas que regulan la actividad empresarial y su aplicación, Angola está situado en una posición desfavorable, encontrándose en 2020 en el puesto 177 sobre un total de 190 países.

La mayoría de los proyectos más relevantes en los principales sectores de actividad son impulsados por el sector público. Por ese motivo, tener un socio o representante angoleño siempre fue una práctica habitual de las empresas extranjeras que operan en Angola. Sin embargo, a pesar de facilitar las relaciones con la administración o con otros socios locales, no siempre es necesario. Luanda presenta un nivel de precios similar a ciudades como Tokio, Londres, Nueva York, etc. y es una de las ciudades más caras para extranjeros residentes. En el año 2018, Luanda fue clasificada como la sexta ciudad más cara del mundo para los expatriados según la encuesta de costo de vida de la firma de consultoría Mercer. Además, los costes operativos son muy elevados.

Existe poco personal local cualificado y hay que tener en cuenta la presión de retribuciones por las compañías petroleras a niveles muy altos.

El sistema de distribución está muy concentrado, es oligopolista, caro e ineficiente.

Los costes logísticos y de transporte son caros. La logística presenta limitaciones debido al estado de las infraestructuras y el abanico de servicios, con problemas para mantener la cadena de frío, plazos de entrega, sobrecostes, imprevistos, etc.

Más allá de lo que son suministros, si se desea hacer negocios de manera sostenida en Angola es recomendable tener una implantación, por lo que en muchas ocasiones, la implantación se convierte en una necesidad.

Para las empresas españolas hay oportunidades, entre otros sectores, en el campo de las infraestructuras, energía eléctrica (generación, transporte y distribución), tratamiento y distribución de agua y saneamientos, tratamiento de residuos sólidos, frío industrial,  bienes de equipo, construcción, industria química, sector agrario y agro-industrial (incluyendo ganadería), etc.